El público de los videojuegos se ha vuelto exigente. El E3, la feria más importante del sector, da cuenta de ello. El escaparate que antes marcaba el futuro a medio plazo de todas las plataformas trata ahora de arrancar el aplauso en las butacas de Los Ángeles, así como en los miles de personas que ven las conferencias por «streaming». Tres días tuvieron las compañías para mostrar sus cartas en la ciudad californiana. ¿A qué jugaremos los próximos años?
25 jun 2017 . Actualizado a las 04:00 h.El E3 de este año pasará a la historia por la ingente cantidad de títulos presentados, la apertura de puertas al público general (históricamente solo profesionales y periodistas podían acceder a la feria) y una cierta falta de factor sorpresa. Las filtraciones y la necesidad de ofrecer noticias todo el año, así como el crecimiento de otras convenciones (como el Tokyo Game Show) lastran este apartado al no haber una obligación real de poner todos los huevos en el asador durante el E3. Tampoco ha habido noticias de algunos títulos ampliamente deseados. Ni Final Fantasy VII Remake, ni The Last of Us 2, ni el rumoreado Bloodborne 2. Entonces, ¿no ha habido sorpresas? No se engañen, siempre hay.
La palabra que definiría por excelencia al E3 es el hype. Puro y duro. Su capacidad de crear expectación cuando tras un tráiler exquisito se vislumbra la fecha de lanzamiento. En ese sentido, el 2018 será un año para enmarcar, y es que la gran mayoría de títulos presentados (tanto de cero, como ya casi finalizados) se trasladan a ese curso. Electronic Arts abrió la feria. Su Star Wars Battlefront II pule los errores del pasado y amplia el universo de George Lucas con una historia propia y un multijugador gigante. No faltó el FIFA 2018, que apuesta por mayor realismo que nunca; ni un nuevo título para la saga Need for Speed, que aprieta, si cabe, todavía más el acelerador. La sorpresa vino con A Way Out, desconocido hasta la fecha, pero con una prometedora historia cooperativa en la que deberemos fugarnos de la cárcel al más puro estilo Prison Break. Será para dos jugadores y orientado al juego de pantalla partida más que en línea.
La cuerda floja es el lugar que escogió Bethesda para esta edición. The Evil Within 2 y Wolfenstein II: The New Colossus fueron sus grandes anuncios, pero faltó garra. Llamativo su DOOM VR (quizás el título más sonado de todos los presentados), pero la omnipresencia de Skyrim aburre más que consuela y la creación de una plataforma propia, Creation Club, para crear mods de pago y venderlos posteriormente levantó ampollas en los foros.
El histórico duelo entre Microsoft y Sony se saldó con la victoria del primero. Microsoft se recreó en una conferencia rica y dinámica, y aprendió de errores pasados (más juegos y menos discursos). Trajo jugosas novedades, como el Metro Exodus, que recupera una saga querida y echada en falta con un aspecto renovado y ambicioso. Presentó para Xbox One la exclusividad temporal del PlayerUnkown’s Battleground, y dejó ver nuevos y potentes escenas de The Darwin Project, State of Decay 2, Sea of Thieves y The Last Night. Incluso guardó un espacio para los estudios indie y sus títulos. ¿Algo más? La locura creciente que provocó Dragon Ball Fighter Z en los días siguientes a su presentación.
Sony, que muy probablemente esté reservando cartas para eventos venideros o propios, no logró hacerse con el E3. Days Gone y God of War 4 se vieron potentes, interesantes; pero dejaron una sensación hueca en lo mostrado. Lo mismo que el remake de Shadow of the Colossus, que aún siendo una sorpresa total apenas levantó pasiones, cosa que sí hizo Monster Hunter World. Spider-Man se dejó ver al fin; pero recordó demasiado en su jugabilidad a la saga de Batman: Arkham (no es algo negativo, pero la originalidad tiene recompensa).
Veterana en el terreno, Nintendo sabe que sus obras juegan en una liga sin rival directo. Si la firma nipona hubiera presentado solo Super Mario Odyssey habría bastado para satisfacer al sector. Hubo más, claro: Xenoblade Chronicles 2, una nueva aventura de Kirby, expansión para el Zelda de Switch, y su bombazo sorpresa, el Metroid Prime 4. Solamente se vio el logo del juego, pero bastó para hacer soñar.