El buque retenido en Libia con un naronés y un cedeirés a bordo zarpó ayer de Trípoli

r.p.p. ferrol / lA voz

FERROL

02 mar 2011 . Actualizado a las 16:31 h.

Después de más de diez días retenido en la capital de Libia, el buque cementero Corregidora consiguió abandonar ayer el puerto de Trípoli. A bordo viajan dos marinos de la comarca, José Manuel Marín Rico, natural de Ferrol, pero residente en Narón, y un cedeirés cuya identidad no ha trascendido.

El primero era el que, a través de una llamada telefónica, comunicaba a su mujer alrededor de las cinco y media de la tarde de ayer, que se encontraban alejados ya del atraque. Dulce Fernández Lamas no ocultaba ayer su alivio y alegría al confirmarse la liberación del buque, del que desde el sábado pasado se aguardaba su salida a aguas internacionales. «No veas qué contenta estoy», aseguró. Y eso que, según indicó, sus tripulantes desconocen a dónde se dirigen.

Sin destino conocido

Durante el fin de semana, cuando ya se preveía la inminente salida del carguero, se había apuntado la posibilidad de que se dirigiese a Malta tras abandonar las aguas libias, aunque por el momento se desconoce si ese será finalmente su destino.

Junto a los dos marinos de la comarca, navegan otro gallego, un vecino de A Pobra do Caramiñal, capitán del buque; además de un andaluz y un asturianos. Eran los últimos cinco españoles que el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación tenía constatados en Trípoli. Ayer por la mañana, fuentes oficiales señalaban que estaban «esperando a que ellos terminaran con sus labores allí. Ellos tienen su barco, con lo que ello implica», detallaron.

Mediación de la embajada

Y matizaban que la embajada estaba a su disposición plena». Asimismo, se aseguraba que los españoles no corrían peligro. Por la tarde, el departamento que dirige Trinidad Jiménez, confirmaba ya que los españoles habían conseguido abando el país, tal y como había confirmado horas antes la familia.

Durante los últimos días, la falta de un permiso de aduanas impedía, según la empresa Cemex, a la que pertenece el barco, y también según lo relatado por el propio Marín Rico, la liberación. El buque permanecía atracado desde hace varios meses en una zona muy próxima a la capital, desde donde se podían escuchar los disparos de la revuelta.

El marino naronés llevaba casi un mes y medio en un país en el que ya había estado por motivos laborales anteriormente.