Familiares del joven mugardés detenido en Miami por una bronca lo sitúan ahora en Barcelona

FERROL

El joven durante su comparecencia ante la juez la semana pasada
El joven durante su comparecencia ante la juez la semana pasada Cedida

Adrián Montero Mato está citado para el día 1 de marzo por los tribunales de justicia de Estados Unidos para la lectura de los cargos que se le imputan

06 feb 2019 . Actualizado a las 16:55 h.

Solo la dueña del bar de Mugardos en el que Adrián Montero Mato estuvo trabajando el pasado verano y que, a la vez, es abuela de su novia, habla sobre el regreso a España de la pareja, después de que Monti, como llaman al chico sus vecinos, hubiese sido detenido en Miami por un altercado en un partido de la NBA. Y la abuela los sitúa ahora en Barcelona, en lugar de en la villa mugardesa, donde se esperaba el regreso de la pareja, alegando que antes del viaje ya vivían en la Ciudad Condal.

Mientras tanto, sus vecinos de siempre arropan a Monti, guardando silencio sobre su paradero y el de sus padres o, en el caso de otros, increpando a la prensa que sigue la noticia. Lo realmente constatado es que el joven está citado para el día 1 de marzo ante el tribunal del condado de Miami-Dade, para la lectura de los cargos que le imputan por los cuatro delitos que le atribuye la policía americana.

La detención se produjo en el American Airlines Arena de Miami, cuando Monti, que estaba de vacaciones con su novia, presenciaba un partido entre el Miami Heat y Chicago Bulls. Según relatan los allegados al joven, el altercado, recogido en el vídeo que salió a la luz días después, tuvo su origen en una provocación por parte de espectadores de las filas de atrás, desde las que incluso llegaron a derramarle una cerveza por encima a la novia de Monti.

El atestado de la Policía de Miami-Dade no recoge nada sobre ese supuesto precedente, pero sí relata de forma pormenorizada lo ocurrido después, incidiendo en la actitud agresiva del mugardés, que no atendía las indicaciones de los agentes de que se calmase. Así, el atestado recoge que el oficial Cabrera observó que el joven estaba vociferando y braceando en actitud agresiva, por lo que se acercó y le pidió que se calmara y parase de gritar. Continúa diciendo que el aludido hizo caso omiso a la recomendación y dirigió su actitud muy agresiva hacia el oficial de policía, que insistió en que se calmase y se sentase en su silla, mientras él averiguaba el motivo de su enfado.

El atestado añade que cuando el oficial Cabrera intentaba obtener dicha información, el joven se puso en pie de nuevo y comenzó a gritar, momento en el que policía apunta que advirtió que su aliento olía a alcohol y que gritaba en español. En vista de su estado y que no deponía su actitud, el oficial de policía le comunicó que si no se calmaba podría ser arrestado y solicitó refuerzos por radio, acudiendo a su llamada el oficial Braddy. Según el citado informe, la conducta violenta del joven empeoró, negándose repetidamente a abandonar el estadio, por la situación hostil que estaba generando entre el resto del público. En este punto, se refiere que los dos oficiales lo intentaron agarrar y que el joven les propinó un empujón, provocando un forcejeo que derivó en que los tres se cayesen por las escaleras.

 Según el atestado policial Adrián habría intentado darle un puñetazo al oficial Braddy, que evitó la agresión y consiguió inmovilizarlo.