José Luis Guerra, jefe de Reumatología en Ferrol: «Los tratamientos biológicos han cambiado la vida de los pacientes»

B. ANTÓN FERROL

FERROL

CESAR TOIMIL

El servicio que dirige el facultativo atiende cada año a 10.000 personas y tiene en seguimiento a unas 20.000

16 oct 2022 . Actualizado a las 05:00 h.

José Luis Guerra Vázquez (Terra Chá, 1954) se encuentra al frente del servicio de Reumatología del CHUF y forma parte del comité organizador del 51 Congreso de la Sociedad Gallega de Reumatología (Sogare), que este fin de semana reúne en Ferrol a un centenar de especialistas de toda Galicia. El facultativo asegura que se trata de una especialidad que sigue rodeada de falsas creencias y sobre la que todavía planea el desconocimiento. «En el pasado solo se asociaba con la artrosis, la gota y la fiebre reumática, pero hoy en el día la reumatología es una especialidad que engloba más de 250 patologías diferentes», advierte.

—¿También existe confusión entre la traumatología y la reumatología?

—Es verdad que sigue habiendo cierta confusión, porque estas dos especialidades se ocupan del aparato locomotor, pero el traumatólogo realiza operaciones cuando se produce una fractura o hay que reemplazar parte de la articulación por una prótesis, mientras que los reumatólogos nos dedicamos a la parte clínica de las enfermedades reumáticas inflamatorias, degenerativas y autoinmunes, pero de forma previa a la intervención quirúrgica. Es decir, no operamos.

—¿Cuál es la incidencia de estas enfermedades?

—A nivel general, el 34 % de la población a partir de los 46 años y el 13 % de los mayores de 15 sufre algún proceso reumatológico, lo que es un porcentaje bastante elevado. Son enfermedades con mucha prevalencia y prueba de ello es que el 30 % de las consultas de atención primaria están motivadas por estas dolencias.

—¿Cómo es la situación en esta comarca?

—En el área de Ferrol atendemos a diez mil pacientes al año, de los que unos 3.500 vienen a la consulta por primera vez. Además, tenemos sobre 20.000 pacientes diagnosticados con una enfermedad crónica y en seguimiento. Y calculamos que 80.000 de las más de 182.000 personas del área sanitaria padecen o padecerán en algún momento de su vida un proceso reumatológico.

—Dentro de estas dolencias, ¿cuáles son las que con más frecuencia ven en consulta?

—Las más frecuentes son las degenerativas: la artrosis, las tendinitis, las lumbalgias o el hombro doloroso. Después le siguen las enfermedades inflamatorias, como la artritis reumatoide, la artritis psoriásica o la espondiloartritis. Y luego están las autoinmunes, como vasculitis, lupus o la esclorodermia, que son enfermedades menos comunes pero que también vemos en consulta.

—¿Qué avances se han conseguido en cuanto a tratamientos?

—Hoy en día contamos con un arsenal terapéutico mucho mayor y los tratamientos biológicos han conseguido cambiar la vida de los pacientes que sufren enfermedades inflamatorias y autoinmunes. ¿Por qué? Pues porque con estos tratamientos se reduce la sintomatología, la inflamación y aumenta el control y la movilidad, lo que redunda claramente en una mejor calidad de vida.

—Pero se trata de tratamientos muy costosos, ¿no?

—En el área de Ferrol se destinan cada año algo más de 2 millones de euros para tratar a unos doscientos pacientes con estos tratamientos y a nivel autonómico el coste asciende a 25 millones. La buena noticia es que en los últimos años han surgido los denominados medicamentos biosimilares, que funcionan como los biológicos, pero tienen un coste menor, por lo que con el mismo dinero podemos tratar a muchos más pacientes.

—¿Se pueden prevenir las enfermedades reumáticas?

—Las inflamatorias y autoinmunes difícilmente. Es una lotería. Pero las degenerativas se pueden prevenir y mejorar su evolución con un estilo de vida que incluya una dieta equilibrada y evite la obesidad, el alcohol y el tabaco.

—¿Y qué pasa con el clima? ¿Cómo afecta a los pacientes?

—A diferencia de lo que se suele creer, el clima de Galicia no provoca una mayor incidencia, sino que hace que los síntomas se sientan con más intensidad y sean más perceptibles debido al cambio de la presión atmosférica en el invierno. Pero eso no implica que haya más enfermedades reumáticas por nuestra climatología.