El técnico y extrabajador de Navantia, que dirigió entre otros deportistas a la mediofondista internacional Rocío Rodríguez Longa, falleció a los 65 años de edad
21 dic 2022 . Actualizado a las 18:43 h.El mundo del atletismo ha perdido a José Ramón Espiñeira. El técnico ferrolano que dirigió, entre otros atletas, a la mediofondista internacional Rocío Rodríguez Longa (subcampeona iberoamericana de los 1.500 metros y séptima del mundo, en la misma distancia, en el mundial de pista cubierta de Maebashi), ha fallecido a los 65 años de edad. Y su muerte es un duro golpe para todos cuantos lo apreciábamos, que éramos todos los que lo conocíamos.
Espiñeira, a quien tanto en el ámbito del deporte como en Navantia (la empresa en la que trabajó) se le conocía afectuosamente como Moncho, era, por encima de cualquier otra cosa, un hombre bueno, serio y generoso. Una persona leal y entregada a los demás, que concebía su dedicación al atletismo, siempre desinteresada, como una forma de contribuir al bien común, como una manera de ayudar a construir un mundo mejor.
Le gustaba mucho recorrer, en bicicleta, los espacios naturales de Ferrolterra. Y en este mismo momento, si cierro los ojos, lo veo en el pinar de A Magdalena, en Cabanas, conversando, en la mañana del domingo, con los muchos atletas que allí acuden a entrenarse. Como lo recuerdo, también, en la Romería de Chamorro, el Lunes de Pascua, el día de Nosa Señora do Nordés.
Era un gran conversador, un hombre inteligente y formado. Y siempre estuvo muy comprometido con la causa de los que más sufren, de quienes no tienen nada. Su legado vivirá para siempre. Como su ejemplo. Allí por donde él pasó, no lo olvidará nadie.