Alerta en la «zona cero» de las inundaciones en Ferrolterra: «Las plantas están protegidas, pero nosotros no»
FERROL
Vecinos de Fene y Freixeiro (Narón) temen nuevos anegamientos este Fin de Año; las fuertes lluvias previstas podrían hacer rebosar otra vez el cauce de dos ríos, entrando en viviendas y bajos
19 ene 2023 . Actualizado a las 18:42 h.Los vecinos de las zonas afectadas por las fuertes lluvias y las crecidas de los ríos Freixeiro y Cádavo, en Narón y Fene respectivamente, todavía se reponen del pasado fin de semana, cuando todos sus planes para Nochebuena y Navidad se vieron truncados. La previsión para esta Nochevieja no es tan agresiva en cuanto a cantidad de agua, pero igualmente se anuncian lluvias intensas. Y los ciudadanos se preparan ya para hacer frente a cualquier imprevisto.
En el parque Rosalía de Castro de Perlío discurre un pequeño cauce fluvial. Es el río Cádavo, que pasa por varias parroquias fenesas. Lleva décadas estrechándose y recibiendo restos y residuos varios, lo que hace que desborde cuando caen fuertes lluvias o hay pleamar.
«Cuando limpian el río, no pueden quitar los ameneiros ni los fentos, porque están protegidos. Las plantas están protegidas, pero nosotros no», se lamenta con ironía José Luis Blanco. Este fenés recuerda bien el día que el agua llegó hasta su coche, porque estaba viendo un partido de fútbol entre el Barcelona y el Madrid. Fue en el año 2019. Y lo sabe porque tiene un cuaderno donde lleva el registro de las crecidas del Cádavo desde el 2006. Lo guarda en su garaje, en el parque de Rosalía: «Compré otro garaje porque este no para de inundarse», explica. «Augas de Galicia, la Diputación y el Ayuntamiento tendrían que hacer algo para que no nos inundemos los vecinos».
Lo mismo de cada invierno
Begoña López vio como el agua llegaba hasta el segundo peldaño de la escalera de su casa de dos plantas junto al parque de Freixeiro, en Narón. Ahora quiere estar tranquila y disfrutar de la última noche de este 2022 con los suyos, fuera de su domilicio. Aún así, dio su contacto a varios vecinos de la zona por si algo llegara a ocurrir. Denuncia que las inundaciones «llevan sucediendo toda la vida, los inviernos aquí son así: pendientes de que el agua llegue a la casa». Los desbordamientos son menos frecuentes desde que empezaron a arreglar el parque, pero aún así Begoña agradecería que el Ayuntamiento se preocupase más. Se lamenta de que desde el Concello son conocedores de lo que pasa con el río Freixeiro. Y añade: «Ttengan o no la culpa, podían ofrecer soluciones».
Igual que José Luis, la vecina de Narón indica que por protecciones ecológicas no se retiran ciertas especies que suman caudal al río, lo cual tiene complicaciones para los vecinos. Begoña y su madre, una mujer octogenaria, tuvieron que ponerse las botas de goma y emplearse a fondo con una bomba para achicar el agua en Nochebuena: «Nos daba miedo por si la electricidad entraba contacto con el agua». Desde ayer, una tabla protege ya la entrada de su vivienda, a modo de barrera. Y, por suerte, conservan el buen humor: «Así mi madre hace un poco de ejercicio», añade.
