San Xiao do Trebo, en Cariño, la romería más madrugadora del año: «Aquí corre el vino como la espuma»

A. F. C. CARIÑO / LA VOZ

CARIÑO

Las pandillas salpican el monte de San Xiao, mientras otros celebran la fiesta bajos los toldos
Las pandillas salpican el monte de San Xiao, mientras otros celebran la fiesta bajos los toldos FRAN PITA VERGARA

Es la primera, el último sábado de enero, este año con sol y buena temperatura

28 ene 2024 . Actualizado a las 16:24 h.

Es la primera gran romería del año en la comarca. San Xiao do Trebo madruga, igual que muchos de los cientos de cariñeses que han peregrinado hasta la capilla el último sábado de enero. Unos andando por el viejo camino que va a la ermita y otros en bus (fletado por el Concello de Cariño, con más servicios que otros años para reducir el número de vehículos, seguirá desde las seis de la tarde a las tres de la madrugada) y muchos en coche.

Y este año, sin lluvia, y con el entorno de la ermita seco tras unos días de sol y nordeste suave. «Ya nos mojamos por dentro, que el vino, aquí, corre como la espuma», comentaba un devoto de esta fiesta, la más grande, la que nadie ligado a Cariño quiere perderse. Hay quien reserva vacaciones para el último fin de semana de enero, en pleno invierno, para no renunciar a esta fiesta, que alimenta cuerpo y alma.

Varios grupos de romeros, a media mañana, en el campo situado junto a la capilla, con magníficas vistas
Varios grupos de romeros, a media mañana, en el campo situado junto a la capilla, con magníficas vistas FRAN PITA VERGARA

La jornada comenzó, para muchos, con la degustación de conservas de La Pureza, la única fábrica que pervive en Cariño, y de empanada (ofrecida por el Ayuntamiento). La Banda de Gaitas San Xiao do Trebo animó el ambiente, antes de la misa y durante la procesión. En la sesión vermú suena el dúo Deluxe, que regresará en la verbena, desde las siete y media.

Este año, el alumnado de 4.º de ESO del IES Cabo Ortegal ofrece un servicio de bar para recaudar fondos para la excursión de fin de curso. En San Xiao, con extraordinarias vistas al Atlántico, conviven pandillas de todas las edades.