Manuel Suárez: «Hay quien juega al tute en el bar... yo colecciono conchas, mariposas y escarabajos»

ANA F. CUBA CEDEIRA / LA VOZ

CEDEIRA

El hijo de la cedeiresa Antonia de Justa, en el museo, junto a las vitrinas de corales y conchas y los paneles de mariposas
El hijo de la cedeiresa Antonia de Justa, en el museo, junto a las vitrinas de corales y conchas y los paneles de mariposas I. F.

Este ferrolano cedió al museo Mares de Cedeira su serie de moluscos gallegos, con más de 800 especies, y ahora expone lepidópteros

06 may 2023 . Actualizado a las 23:10 h.

Manuel Suárez, a punto de cumplir 79 años, fue el benjamín de cinco hermanos (todos chicos menos la primogénita, que falleció a los 19) y el único que nació en Ferrol. «Todos mis antepasados fueron de Cedeira, pero yo me crie en O Inferniño, donde montaron un ultramarinos y una carnicería mis padres. Iban a ver si salía otra niña... y salió Manuel», relata. Con 18 años fundó la autoescuela Suárez, con sus hermanos Enrique y Sixto, y al final se quedó solo en el negocio, que abrió una sección en Cedeira y acabó transformándose en cooperativa, Xecas, de la que fue director hasta la jubilación, a los 65.

Al estar al frente de la autoescuela ganó tiempo para su afición, el coleccionismo. Se inició con los bonsáis, «cuando se pusieron de moda por Felipe González». Llegó a tener más de cien, la mayoría de variedades autóctonas, y a exponer un olmo japonés junto a una obra del expresidente del Gobierno. Pero le robaron los árboles a los que, con pericia, daba forma en una finca de O Feal, y varió el rumbo.

«Tenía en casa una concha, una Cabestana cutacea [una especie de molusco gasterópodo], que había encontrado en la playa en Covas, la veía todos los días y pensé ‘a ver si consigo las conchas de Galicia'», recuerda. Sin ningún conocimiento sobre malacología, la rama de la zoología que estudia los moluscos, pero con determinación, se lanzó a recorrer los arenales gallegos, de una punta a la otra. Hasta que su hijo le fotocopió el libro Moluscos de la ría de Vigo, de Emilio Rolán, «el padre de esta ciencia en Galicia». «Me permitió reconocer unas cuantas... con eso, las publicaciones de la Sociedad Española de Malacología (SEM) y una lupa binocular, me puse a identificar conchas», resume.

Durante cerca de tres décadas se movió por los arenales en busca de sedimento, del que después extraía los micro moluscos (algunos de medio milímetro) y los acúmulos de conchas. «En las rías hay que ir de enero a abril, después no coges nada; y en las playas, en julio y agosto», explica. Aprendió a leer la arena, al aire libre y después en casa, ya seca, con las pinzas y las cajas para clasificar los tesoros, algunos minúsculos, que cedió al Museo Mares de Cedeira. «Traté de inculcarles la afición a mis hijos y a mis nietos, pero nada... y cuando vi en La Voz que se iba a abrir un museo dije ‘esta es la mía'». 

Crustáceos, estrellas de mar...

«Todo lo de Galicia que había bajo el agua me interesaba, conchas, estrellas de mar, crustáceos...», confiesa. Por eso junto a las vitrinas en las que se exhiben los ejemplares de más de 800 especies de moluscos (prácticamente todas las presentes en Galicia y alguna exótica) hay varios paneles con crustáceos disecados —«con una solución de formol en agua, al 10 %»—, como un extraño lubrigante de dos pinzas cortadoras, y estrellas de mar; y una pequeña muestra de corales y caparazones de erizos.

La de Suárez está considerada la mayor colección de malacología de Galicia expuesta al público —«a lo mejor alguien tiene una en casa y no se sabe»— y a él se deben las primeras descripciones de Cantrainea peloritana (un caracol marino) y Calliostoma leptopina en la península ibérica, y una primera cita en Galicia, de la Emarginula crassa, como recogen las revistas de la SEM. Además de haberse ganado el privilegio de que dos conchas lleven su nombre: «Una me la dedicó Emilio Rolán y otra Juan Orro». Son la Micromorpha suarezi y la Gingicithara suarezi, una de Puerto Príncipe y otra de Filipinas.

Agotado el mundo malacológico, este coleccionista se decantó por las mariposas diurnas, hasta conseguir el centenar de especies de lepidópteros que ahora expone en Cedeira, guiado por el libro del también ferrolano Eliseo Higinio Fernández Vidal. Equipado con una manga entomológica, «un truel hecho con visillos de Ikea», ha dedicado jornadas enteras a capturar estos insectos por los montes de O Courel, Os Ancares, O Xistral... Y tras más de seis años entregado a las mariposas se introdujo en el universo de los escarabajos, donde sigue, pensando ya «en qué hacer después».

«Hay a quien le gusta el cine, otros el dominó, jugar al tute o la brisca en el bar... yo colecciono cosas de Galicia», enfatiza, con la ilusión del aprendiz. El hijo de Antonia de Justa repite una máxima una y otra vez: «Esto es parte de mi vida, pero es gracias a mi mujer [Josefina]. Sin su apoyo nada de esto sería posible».

«Senador» de las autoescuelas gallegas

Manuel Suárez reconoce que su trabajo en la autoescuela le abrió muchas puertas, que le han servido en su faceta de coleccionista. Como monitor, primero, y después como director de Xecas, se ganó el reconocimiento de la profesión, y en su casa guarda una placa de la Asociación Provincial de Autoescuelas de A Coruña y el título de «senador» otorgado por el colectivo gallego del sector. «Por ser el más viejo», ríe.

Por sus clases han pasado varias generaciones de la zona. Pero aparte de formar conductores, coleccionar «cosas de Galicia» y cultivar bonsáis, Suárez también tuvo su época de viticultor y de enólogo, a partir de la uva que cosechaba en O Feal. «Hacía vino y sidra, riquísimos», evoca entre risas. Una vez le robaron hasta la última botella y claudicó.