El juez declara que la quiebra de Rubber fue un fraude

FRANCISCO VARELA FERROL

FERROL CIUDAD

JOSÉ PARDO

Ordena iniciar acciones penales contra el último administrador

12 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.

Un juez de Ferrol ha declarado que hubo fraude en la quiebra de la empresa Rubber, creada con importantes ayudas públicas procedentes de los incentivos para la reindustrialización de esta comarca. La constitución de la firma requirió una inversión de 2,10 millones de euros (350 millones de pesetas), de los que un 25% fueron subvencionados. Además, la firma se benefició de la recalificación de terrenos llevada a cabo por el Ayuntamiento de Fene, localidad en la que tenía sus instalaciones. La compañía, que despidió a los 53 trabajadores que integraban su plantilla, fabricaba neumáticos recauchutados. Promovida por el grupo Cafisa, con sede en Madrid, en el momento de su cierre, el pasado año, arrastraba unas pérdidas superiores a los dos mil millones de pesetas. No obstante, las cuentas reales nunca llegaron a aclararse. Según el comisario de la quiebra, José Carlos Rivas Castro, los propietarios ofrecieron unos balances provisionales porque la contabilidad real desapareció de las instalaciones de la compañía horas antes de que la intervención judicial se hiciese cargo de la fábrica. El juez Alejandro Morán Llordén, que se ocupa del asunto, ha decidido deducir testimonio de todas las actuaciones llevadas a cabo en el ámbito civil para comenzar diligencias de carácter criminal. El último administrador, Navarro Espejo, se cita como la primera persona contra la que se dirigen las acciones penales. Al magistrado ferrolano le parece «difícilmente asumible» el atribuir la desaparición de la documentación contable de la firma a un administrador anterior, que ha fallecido. Por ello, el auto judicial establece que esta situación encaja perfectamente en los casos de fraude: las causas o motivos de la quiebra no pueden explicarse o deducirse en los libros del comerciante. Por si la desaparición de la documentación no fuese suficiente, el juez explica en su resolución que el sistema informático puesto a disposición del comisario por la empresa «resultó inaccesible». Fracaso Rubber Industrial del Caucho comenzó a funcionar en 1991, pero los neumáticos recauchutados tuvieron escasa salida comercial en Galicia. Sólo un 2% de su producción se colocó en el mercado local. La apertura de las fronteras europeas a los neumáticos fabricados en países asiáticos como Taiwan y Corea fue la puntilla porque, señala la memoria, se vendían a precios inferiores que los recauchutados de Rubber.