De clienta a dueña del bar de sus sueños: «El Route 66 es puro rock en Ferrol»

Su propio sueño americano vive Esther Santiago Valiño, a sus 42 años. Acaba de convertirse en dueña del bar que siempre quiso, del que ha sido clienta durante los últimos casi 24 años: el Route 66 de Ferrol, mítico entre los míticos, toda una invitación a cruzar un país de costa a costa sobre ruedas. Y un local roquero que ahora cuenta con una chica de espíritu roquero al frente. «Lo cogí el 21 de diciembre (a las puertas de la Navidad) y yo ya era clienta desde hace mucho, pasé de clienta a propietaria; tomé esta decisión porque ya estaba buscando un local de hostelería para montar un negocio y este fue el que más me encajó», comenta desde el Route 66 en la calle Alcalde Usero, muy cerca del IES Concepción Arenal.

Aquí los clientes pueden disfrutar de billares, futbolines, dardos o directamente de una ronda de chupitos cuando llega la noche. «Se trata de un espacio muy mítico en Ferrol, Lochi echó con él 24 años pero antes de él ya había billares; e incluso llegó a llamarse Trivial porque tenía ese juego dibujado en las mesas», explica Esther. Ella trabajó casi toda su vida en el mundo de la hostelería, como empleada y como empresaria con otros socios. «Pero por primera vez cojo sola las riendas de un local», indica mientras añade que prefiere no mirar al pasado y sí al presente.

De momento, «la experiencia está siendo muy buena». El Route 66, con claros guiños a esa ruta originariamente trazada de Chicago a Los Ángeles, «es puro rock en Ferrol, aquí no vas a escuchar reguetón ni nada parecido». De fondo suena We are the champions con Queen, y a continuación The Who con Pinball Wizard. Esther cogió el legado de «un local con estética norteamericana con sus billares, los dardos y el futbolín; que abre por las mañanas de 11.30 a 14.30 horas y por las tardes de 19.00 a 01.30 (el fin de semana la noche llega hasta las 02.30 horas).

Ronda de chupitos

Menos los domingos, aquí puedes tomarte una copa por semana después de cenar con los amigos: «Es un bar para la primera copa donde encuentras un ambiente tranquilo y a la vez roquero, los fanáticos del billar ya vienen por la tarde y también los de los dardos». Esta chica lleva el local sola, con clientela tanto de toda la vida como nuevas caras que llegan por conocer a Esther. «En este ambiente tienes a gente de todas las edades, de jóvenes a los que llegan a los 60, en parejas, grupos o solos». Aficionada al rock, se siente «feliz de llevar un local tan chulo; yo ya suelo escuchar música de este estilo e ir a este tipo de bares». Entre sus favoritos, destacan Extremoduro en el rock nacional o AC/DC y Iron Maiden en el internacional: «Soy una clásica, no soy de hard rock, y esta es la música que pongo aquí con un volumen agradable para que todos puedan charlar».

Para el futuro, se muestra abierta a acoger conciertos en horario de sesión vermú o por la tarde. Y entre la decoración, relumbra una preciosa moto Kawasaki que le prestaron unos clientes habituales. «Me siento muy ilusionada al coger esta nueva aventura con 42 años, este local me gustó y cada día me siento más contenta, es como trabajar en casa (aquí era nuestro punto de quedada cuando salíamos por Ferrol) y ha sido un gran paso coger sola un establecimiento tan mítico», continúa.

Por todo eso decidió no cambiar el nombre al Route 66, donde el tercio de cerveza cuesta 2,5 euros y por las noches triunfan los gin tonics y la cerveza. Y en las rondas de chupitos, reina el tequila o el tequila con mango.

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