«Por 29 euros en mi peluquería te corto el pelo, lavo, tiño, pongo mechas y te peino»
NARÓN
Marina Paredes García, una de las peluqueras decanas de Narón, se jubila y vende el edificio de su Verxel; llegó a hacer 18 horas al día junto a un loro que cantaba «Escándalo» y da mil gracias a su clientela
10 nov 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Todo el encanto de Xuvia se concentra en la peluquería Verxel. Por aquí han pasado generaciones y generaciones de Narón, Valdoviño o Ferrol para ponerse guapas en las mejores fiestas de los 90, los 2000 y ahora el 2024. Y el 28 de noviembre, Marina Paredes García echará el cierre para jubilarse el 5 de diciembre. «Me sentiré tan feliz que contrataría toda la pirotecnia de Millarengo», bromea esta entusiasta profesional que cumple 66 años el 13 de enero. El secreto del cariño de su clientela ha sido la entrega total, la rapidez de una flecha y unos precios casi imbatibles. «Por 29 euros en mi peluquería te corto el pelo, lavo, tiño, pongo mechas y te peino; todo junto», asegura.
Empezó a trabajar con 20 años junto a su tía peluquera, pasó por la empresa Inforgasa, montó con su cuñado francés la mítica cervecería Cardebelle, y el Verxel lo abrió en 1992 en su casa familiar. Hasta aquí llega «con el cuerpo bien pero la cabeza cansada por los horarios, hubo temporadas que empezaba a trabajar a las 07.00 de la mañana y acababa a medianoche, trabajé sola menos un tiempo que me acompañó mi hija». Llegó a hacer «jornadas de casi 18 horas, porque quería atender a todo el mundo».
Siempre «fuguillas», no recuerda los precios con los que empezó. Pero sí con los que se jubila: «Un tinte con mechas, peinado y corte cuesta 29 euros; tengo la ventaja de que el local es mío pero nunca me gustó aumentar precios, eché años sin subir y cuando subía era solo un euro más», comenta entre muchas risas. Admite que «esos precios ya no los hay en ningún sitio, lo sé perfectamente, pero siempre estoy pensando en si la gente puede pagar».
Marina Paredes apostó por «trabajar más horas, pero siempre tuve un gran volumen de gente por el trato, el precio, el cariño de clientas que ya conocía de mi tía». Su hija tiene 47 años, «aquí venían sus amigas del instituto que antes eran unas niñas y ahora son señoras y siguen siendo mis clientas, aquí viene gente del Puntal, Castro, Pazos, Casadelos, San Xiao de Narón, llegó a venir gente de Cedeira a propósito».
El 28 de noviembre se jubilará para irse después con las amigas a tomarse un chocolate con churros, «las que vienen el viernes me liaron, y después me dedicaré a descansar, disfrutar de mis hijos, y dedicaré tiempo al tiempo». Recuperará grandes aficiones como las manualidades, un talento que heredó de un manitas como su padre. La propia carpintería de la peluquería (que llama la atención con sus espejos, mesitas y una salita a la entrada donde las estanterías guardan los tintes y tratamientos) fue hecha por ese talentoso padre. «Y me gustaría aprender restauración de muebles y marroquinería, no me voy a aburrir».
Un loro que canta «Escándalo»
Siempre fue una peluquería unisex, de chicas y chicos, donde se cumple el dicho de que los salones de belleza también sirven para hacer terapia. «Cuando entra la gente por la puerta ya sabes de qué te va a hablar, pero siempre fui muy organizada y trabajé con citas», explica. Con ella también estuvo muchos años un loro llamado Curro, que cantaba Escándalo de Raphael y Pena penita pena de Lola Flores. «Y que ahora vive con unos amigos».
En cuanto a la evolución de estas décadas, «ya está todo inventado y ahora volvemos a los orígenes, siempre fui muy práctica y no ofrecí tratamientos extras porque con solo cinco minutos no hidratas más el pelo... eso tiene que ser algo más constante y no una mascarilla rápida». Tampoco cree demasiado en los tratamientos anticaída, «soy más práctica y los milagros a Lourdes».
Lo más bonito de estos años ha sido «el paso de toda la gente que me ayudó a vivir, cuando murió mi padre estuve mes y medio con una gripe terrible y no podía trabajar... toda esa gente volvió después». Ahora venderá todo el edificio familiar, que tiene planta baja (peluquería y garaje), primera (cuatro habitaciones, baño, comedor y cocina), segunda (cuatro habitaciones, baño y cocina) y posibilidad de un tercero, con una gran terraza.
También se muestra muy agradecida al comercial de la marca de productos Intercosmo. Y se emociona hasta las lágrimas al recordar «a toda la gente que fue mi clienta durante estos años».