Marinito, todo un clásico de Narón: «Con bocatas y hamburguesas desde tres euros»

Patricia Hermida Torrente
Patricia Hermida NARÓN / LA VOZ

NARÓN

La madre María Elena Dopico, la abuela Segunda Otero, y los hijos Marino  y David.
La madre María Elena Dopico, la abuela Segunda Otero, y los hijos Marino y David. CESAR TOIMIL

Este bar, muy familiar y de camino a las playas de Valdoviño, nació en 1989 en homenaje al abuelo Marino Dopico y ya tiene área de autocaravanas

26 ene 2025 . Actualizado a las 05:00 h.

Marinito lo tiene todo y más. Nació en 1989 como bar restaurante, montado por Segunda Otero en homenaje a su marido fallecido. Ella se había quedado viuda a los 35 años, ya era huérfana desde muy jovencita, y siempre luchó por su familia. Y con el tiempo convirtió a Marinito en un clásico de Narón, a pie de la carretera de Meirás que lleva a las playas. Un imperio de la comida casera y barata, «donde los bocatas son como una barra entera a partir de tres euros, las hamburguesas solas a 2,7 euros, y las hamburguesas con jamón y queso a 3,5». Tres generaciones han pasado por la barra, desde la ya jubilada Segunda creadora de sus históricas tortillas y otros platos; a su hija María Elena Dopico y su yerno Juan Antonio Díaz; o los nietos Marino, David y Lorena. «Y desde hace dos años tenemos área de autocaravanas».

La historia se remonta a 1965, cuando el abuelo Marinito Dopico montaba un matadero con carnicería (aunque ya antes sus padres llevaban aquí un ultramarinos con bar) como Casa Marino. Y desde hace 35 años la familia comanda el negocio tal y como es ahora conocido: «Un local siempre lleno, con ambiente vecinal por las mañanas para echar las partidas, y sobre todo repleto desde hace tres veranos». Como indica Segunda, «empezamos con una carta pequeñita que fue aumentando, se pusieron de moda los chicharrones, callos y tripas; la terraza aumentó con la pandemia; los bocadillos y las hamburguesas tienen mucha fama». Su nieto Marino añade que «el espíritu del bar es nuestra abuela, que cumple 79 este año».

El abuelo Marino Dopico, ante una tarta de boda
El abuelo Marino Dopico, ante una tarta de boda

De Segunda son todas las recetas (con productos locales de la cooperativa de O Val), como el raxo Marinito con ali oli que lleva salsa chimichurri e ingredientes secretos. Para ella, «trabajar en familia fue muy bonito, con sus cosas buenas y sus momentos alterados (risas), pero lo mejor fue la confianza entre todos».

La primigenia Casa Marino, antecesora de Marinito
La primigenia Casa Marino, antecesora de Marinito

El gran tirón turístico

La cercanía de Valdoviño animó a la familia a montar un área de autocaravanas detrás del bar. Cuenta con capacidad para 65 autocaravanas, hay vaciado de aguas negras y grises, zona con máquinas de venta de productos, conexión de corriente: «Y en agosto está lleno». Confirma David, el benjamín del grupo, que «Valdoviño y Narón tienen cada vez más tirón turístico, aunque nuestro bar se encuentre a pie de carretera llevamos unos veranos buenísimos, yo no recuerdo algo así; colas para vender bocadillos y a veces decir que no das abasto».

Se enorgullecen de mantener precios económicos. La hamburguesa de la casa cuesta 6,5 euros, porque lleva lomo, bacon, pimiento rojo, dos hamburguesas, jamón york, huevo, lechuga, jamón serrano, tomate y cebolla.

Valexo, vecino y bocadillo

Y en los bocadillos, el más exitoso y de mayor historia es el Valexo. Explica David que se trata de «un homenaje a un vecino llamado Diego Valexo, que lo empezó a pedir así: con bacon, queso, doble hamburguesa y huevo».

Otro puntazo es Winter is Coming, claro homenaje de Lorena a Juego de Tronos, con dos hamburguesas, bacon, cebolla frita, pollo y doble de queso.

Admite David Díaz que «aquí combinamos la tradición familiar con ir con los tiempos modernos, todos nos criamos viendo a nuestra abuela cocinando tortillas, todo es gracias a su historia de lucha porque trabajó desde los once años, y esto sería un orgullo para nuestro abuelo».

Aquí pueden verse desde los vecinos echando partidas de tute y de dados, grupos que llegan a comer desde Cedeira, o colas de coches y caravanas por los bocatas. En pandemia, «incluso quedábamos en el cruce de Valdoviño con una familia de Moeche que bajaba solo a por las hamburguesas». A los turistas extranjeros les gustan los chicharrones (sábados gratis de pincho, y a la venta por siete euros la media ración y 11 la entera)... y cómo no, el raxo Marinito.