El primer sábado de cada mes, de octubre a junio, alguien prepara un plato salado y un postre, y el resto ayuda, aprende y degusta el menú del taller de las fogoneras
20 may 2024 . Actualizado a las 16:52 h.Ortigueira entre Fogones nació en 2016 con un recetario homónimo para recopilar platos tradicionales de Ortigueira y recaudar fondos para la comisión de fiestas de Santa Marta, y con tres talleres de cocina. La idea fue de Marta Bouza Campo, y su madre, Amalia, le ayudó y acabó implicando a Loli Piñón y a Fina Gómez, y más tarde se sumó Loli Fernández. Las cuatro forman el «núcleo duro» de un equipo amplio y diverso, que lleva ya siete años reuniéndose el primer sábado de cada mes, de octubre a junio, para preparar y degustar un plato salado y un postre.
«La idea era que cocinasen los vecinos del pueblo, recetas de aquí de siempre. Luego ha venido (a preparar sus platos) mucha gente relacionada con Ortigueira y a la que le gusta cocinar (siempre gratis)», explica Amalia. Mientras una guisa (la mayoría son mujeres), el resto observa con atención el proceso. Para asistir hay que pagar siete euros, dinero que se destina a comprar los ingredientes. «Y a ir haciendo una base de ollas, menaje... hasta unos bancos plegables, la última adquisición», señala. De la cafetería y pastelería María, donde comenzaron, pasaron hace años al bajo del mercado municipal, donde hace poco que el Concello montó una cocina eléctrica con encimera, para uso de las fogoneras y de cualquier otra organización o persona interesada.
Amalia destaca el apoyo del gobierno local, «tanto ahora [con el PP], como antes [con el PSOE]». Ortigueira entre Fogones es, sobre todo, «un lugar de encuentro, donde se junta gente de todo el municipio, Cariño e incluso Burela»; y es tal el interés suscitado que han tenido que limitar a 40 el número de asistentes. Este grupo de mujeres colabora con iniciativas del Concello (como la degustación de dulces de carnaval, la Feira da Mazá e o Mel o la xanela de Navidad), la Escola de Gaitas de Ortigueira (los callos del Son Cervexeiro), la residencia de mayores (el caldo de gloria, el Día de Rosalía) o Aspromor (en la obra de teatro que están a punto de estrenar). Ya han editado dos libros, y en 2026, por el décimo aniversario, saldrá el tercero, con ayuda de Noa Orizales.
Esta lucense del 79, con raíces en Ortigueira, donde decidió asentarse y desde donde dirige su empresa, Contidos Dixitais, ya había asistido a algún taller en el café de María. «Sempre me gustou a cociña e ía a convocatorias soltas. Desde o ano pasado vou a todas, empeceilles a axudar e agora monto un set de cámara para que vexan o que se fai encima dos taboleiros... xa son do club das fogoneras [risas]», comenta. Y como no acudía ningún chico, animó a su marido, Basilio Seijas, que también se enganchó y ahora asiste de vez en cuando. Son vegetarianos y han cocinado juntos varias veces. «Fixemos madalenas de dúas cores, de cenoria; regañás e humus, e outra vez biscoito de cabaciño e redondo de soia testurizada», detalla Orizales.
Destaca el aprendizaje: «É rarísimo que haxa unha sesión da que non te leves un truquiño, incluso con pratos que xa coñeces... ves unha forma mellor de estender unha masa, de conservar algo, de pelar ou algo para dar sabor». Y, sobre todo, incide en que Ortigueira entre Fogones la devuelve a la realidad: «Axúdame a aterrar. Estou saturada do mundo de internet, no que es visualizador, pero non facedor... hai tantas receitas que te paraliza e non fas ningunha; esta é unha proposta moi sinxela, unha receita e un postre, e case sempre acabo facéndoos na casa. Sácate dese mundo de sobreestimulación, empodérate».
Cada una aporta sus conocimientos. A Loli Fernández, al frente de la peluquería Feminin, le interesa la repostería y tiene habilidad para emplatar: «Como mucho con los ojos, y no me gusta la comida ao chou». «Lo bonito de los Fogones es que reúne a gente de todo el pueblo, de las aldeas, desde 20 años a más de 60. Es un sábado al mes, y aparte de que te guste la cocina, te ves y estás charlando, sigues el curso, degustas... la cocina es la excusa [...]. El grupo funciona muy bien, hay gente a la que solo conocías de vista y con la que ahora tienes amistad. Es una labor social, con el punto de partida en la cocina», subraya. «Continúa porque tiramos y, sobre todo, porque la gente viene —remarca Amalia—, ahora también hay varios chicos... y tenemos mandiles nuevos, unos verdes y otros blancos y azules».
«Una tarde genial»
Para Loli Piñón, que regenta una tienda de electrodomésticos, el taller «es una tarde de relax, maravillosa, en las que intercambias recetas y compartes merienda-cena... es una tarde genial». En tantas jornadas viendo a tanta gente en los fogones, asegura que ha aprendido «muchísimo». «Sin ser ninguna profesional (aunque de vez en cuando sí viene alguien que lo es), cada una hace los callos de una manera, o el pescado al horno... y siempre mejoras y pruebas. Nunca imaginamos que iba a tener tanta repercusión», reconoce. Hay gente fiel, que no se pierde un taller, y hay colaboradoras que se apuntan cuando pueden, como Lolita Pedre. «Hay muy buen ambiente, cada una pone su granito de arena y todas aprendemos. Yo nunca había hecho bertones rellenos, algo tradicional de Ortigueira, y ya los he preparado... es una tarde amena, lo pasamos muy bien», elogia.
A fuego lento
Hay amas de casa, autónomas y profesionales de distintos sectores. Fina Gómez dedicó su vida laboral a la cocina, al frente de los fogones de un centro de educación especial. Ahora, ya jubilada, defiende «la cocina de antes, de olla, baño maría y chorizo de palo, sin Thermomix, hecha poco a poco, a fuego lento». Cuando le toca a ella preparar el plato del sábado, después resuelve dudas a través del grupo de wasap de las fogoneras. «Hay cosas que ya llevo adelantadas, por ejemplo, la cebolla caramelizada... si no no da tiempo a montarlo todo».
«La comida une mucho —sentencia—, ha unido a mucha gente del pueblo, que en invierno está medio muerto, menos el sábado de Fogones, que hay ambientillo... Vas con ganas porque ves el interés de la gente. Lo bonito es la unión, el buen rollo entre nosotras y la gente que viene». El último taller de esta temporada, el 1 de junio, tendrá sabor internacional, a cargo de Luci Bolaños, salvadoreña y vecina de Couzadoiro.