Los cabezudos regresaron a las calles de Ortigueira tras décadas en el olvido
ORTIGUEIRA

El Concello rescata dos figuras antiguas, restauradas por Wenceslao Pérez Mato, que ha creado otras tres
30 jul 2024 . Actualizado a las 05:00 h.Los cabezudos, figuras gigantes de origen medieval, han regresado a Ortigueira. Integrantes de la Banda de Gaitas de Ladrido dieron vida a las dos figuras rescatadas por iniciativa del Concello y a otras tres que se estrenaron ayer, con el objetivo de «recuperar a tradición perdida nas últimas décadas nas festas de Santa Marta para xeracións futuras».
Wenceslao Pérez Mato es el escultor que ha restaurado las máscaras de Cantinflas y una fallera, las dos antiguas que han sobrevivido a décadas de abandono, y ha diseñado otras tres. Nació en 1957, con seis meses recaló en Ortigueira, donde se quedó hasta los 20 años, y tras una vida entera entre Andalucía y Mallorca, ha decidido regresar a Ortigueira. «Los dos cabezudos [que se han rescatado] son muy antiguos, de cuando yo era niño. También teníamos los del Gordo y el Flaco [en alusión a al dúo cómico de Laurel y Hardy], pero se perdieron, y había otros dos que ya habían desaparecido», explica.
Además de recuperar al cabezudo más inconfundible, el de Cantinflas, y el de la fallera —«en aquella época se encargaban a talleres en Valencia»—, Pérez Mato ha dado forma a otros tres: un gaiteiro, una pandeireteira y un gallo. «El gallo era el que más recordábamos de mi tiempo e incluso de generaciones anteriores, porque nos daba mucho miedo, yo me metía debajo de la cama», relata. Utilizó cartón fallero, también conocido como cartón piedra, especial para modelar. «Es una técnica muy antigua, tengo un angelito del siglo XIII que me dieron en Málaga. Es un material que se usaba bastante en la imaginería, en las iglesias pobres, las que no podían emplear madera», indica. Ya había esculpido con cartón piedra, pero nunca había diseñado un cabezudo.
La costurera Ana Julia Fernández Díaz (Loiba, 1967) confeccionó los trajes. «Pensamos hacer algo muy alegre y divertido, entre la concejala de Cultura [Ana Cartelle], el escultor y yo, cada uno daba su opinión», comenta. Reconoce que «no ha sido fácil porque son medidas raras, los cuellos y los escotes hay que adaptarlos a la talla de una persona gigante, porque es para una cabeza gigante, en el cuerpo de una persona normal (de 1,70 a 1,80 metros de altura)». El cuello de la camisa del gaiteiro mide 87 centímetros. Al gallo lo ha vestido con capa y plumas de colores.