El Concello de Ferrol posee una colección de arte que abarca desde piezas cuyo origen sitúa la leyenda, más que la historia, en la Edad Media, como es el caso del Cristo de la Tahona (del que se dice, muy hermosamente, que vio entrar en la vieja villa medieval a Fernán Pérez de Andrade O Bóo, tan bien situado ante la Corona tras haber apoyado a Don Enrique el de las Mercedes en la guerra contra Don Pedro el Cruel), hasta obras tan singulares como El Rodaballo, grabado original del Premio Nobel de Literatura Günter Grass, que siempre ha compaginado la escritura con su labor -constante, también- como artista plástico. Piezas, todas ellas, con su particular historia. El grabado de Grass llegó a estar poco menos que perdido (vamos a decirlo así, perdido...), y fue el recordado Bonifacio Borreiros, durante su paso por el Ayuntamiento como concejal de Cultura, quien se encargó de que volviese a su lugar. Él, que fue, además, quien también rescató el Cristo de la Tahona, por cierto.