Y los Reyes dejaron carbón

FIRMAS

21 ene 2012 . Actualizado a las 10:32 h.

Las pasadas Navidades los Reyes Magos no solo regalaron iPads, smartphones o ultraportátiles. A algún gallego también le cayó en suerte una cuenta premium de Megaupload. Anteayer, tras la intervención del FBI, se quedó tan chafado como los que lo usaban para intercambiar archivos propios, no sujetos a derechos de autor.

La anécdota ilustra como nadie la popularidad de este servicio. Y lo extendida que está la descarga de contenidos culturales en la sociedad actual, incluso entre aquellos que no han superado la brecha digital.

Gran parte de la población nunca ha oído hablar de Megaupload o de sus competidores. Posiblemente, ni siquiera haya navegado nunca por Internet. Pero muchos sí se han beneficiado de la facilidad con la que se puede bajar casi cualquier cosa: series de televisión íntegras para entretener a los nietos, música para oír en el coche o para llevar en el MP3 al gimnasio, alguna que otra película, un culebrón íntegro... Ellos eran destinatarios finales. Más pronto o más tarde también serán internautas.

La pirámide demográfica del ciberespacio, como la gallega, se ensancha por arriba, pero con saldo positivo. Día a día se suman nuevos navegantes a una Red donde las descargas son una de las principales actividades y suponen un buen porcentaje del tráfico total. ¿Cambiarán los hábitos con el desmantelamiento de Megaupload? Parece que no. Muerto el rey de las descargas, buscarán otras alternativas. Pocas vendrán de la mano de la industria. Muy pocos las buscarán allí. Por naturaleza, el navegante es nómada, pero no infiel, y le gusta mantener sus costumbres, aunque cambie de proveedores. Habrá otros portales, otros sistemas. Tanto legales como ilegales. Unos y otros intentarán heredar de Megaupload algo muy valioso: en solitario o de forma colectiva, mucha gente pagaba por acceder a los contenidos.