Un gallego descubre que las armas de los soldados de terracota de Xian se construyeron con los métodos actuales de mejora de la productividad
04 abr 2019 . Actualizado a las 21:56 h.Cuando en los años sesenta Toyota cambió la forma de fabricar masivamente y mejoró el sistema de Ford de montaje en cadena, todos pensaban que se había descubierto algo nuevo en la organización del trabajo. Sin embargo, el arqueólogo ourensano Marcos Martinón Torres acaba de demostrar que hace dos mil años un emperador chino, Qin Shihuang, fanático de la la estandarización y unificación de medidas, ya había ideado un sistema parecido que plasmó en los guerreros de terracota de Xian, para vigilar su mausoleo, hoy mundialmente famoso.
La investigación es fruto de seis años de trabajo y el análisis de 1.600 puntas de flecha, y se ha publicado en el Journal of Archaeological Method and Theory (Diario del método y la teoría arqueológica). En esencia, lo que explica es que «el trabajo en Xian se organizaba en pequeños grupos muy cualificados y versátiles, que tanto fabricaban puntas de flecha como espadas o ballestas, en función de lo que fuese necesario. Además, si el proceso se paraba en un grupo, el resto podía seguir», explica Marcos Martinón. Ellos no actuaban así en función de lo que el mercado pidiese -como ocurre con el Just in Time (JIT)- pero «sí tenían una obra impredecible, y por muy meticuloso que fuese el emperador era imposible predecir cuántas puntas de flecha se iban a necesitar; no había experiencias previas».
La clave de cómo se organizaba el trabajo la obtuvieron los investigadores gracias a la química. A simple vista, las puntas de flecha -se recuperaron 40.000- son iguales: «No es un decir, el coeficiente de variación está por debajo de lo que aprecia el ojo humano», recalca el arqueólogo gallego. Pero analizada la composición química de las piezas, descubrieron que las cien flechas de cada carcaj estaban hechas a la vez y no coincidían con otro.
Ahora, el reto para este grupo que trabaja a caballo entre China y Londres -Martinón forma parte del University College of London- es analizar las figuras de los archiconocidos guerreros para saber si están hechos siguiendo el mismo sistema. Ya se sabe que tenían una forma de control muy «moderna»: cada figura lleva la firma del artesano y de un «controlador». El objetivo era «vigilar la calidad pero también saber quién era el responsable en caso de que hubiese algún problema». La segunda línea de investigación es saber cómo se han conservado las armas en tan buen estado, y para eso analizan la composición de cromo, por si los artesanos protegieron las piezas «para que durasen eternamente. No hay que olvidar -recuerda Martinón- que se trata de un ejército que tenía que defender al emperador después de la muerte». El ourensano espera seguir desvelando misterios del apasionante conjunto de Xian.
El «just in time» surgió en Toyota. En vez de fabricar muchas piezas iguales, se trata de no tener «stock» y fabricar muy rápido bajo pedido gracias a equipos cualificados y que pueden hacer cosas diferentes en función de las necesidades.