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Superando la calle de la moda

Begoña Rodríguez Sotelino
B. R. SOTELINO VIGO / LA VOZ

FIRMAS

M. MORALEJO

Alejandro Correa relevó a sus padres al frente de la emblemática tienda textil viguesa

03 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La viguesa Rosina Domínguez y el canario Félix Correa abrieron las puertas de la primera tienda Tartana de Vigo cuando el franquismo daba sus últimos coletazos. El matrimonio ya venía curtido del sector textil tras iniciarse con un comercio de ropa infantil, Pahino, en el Casco Vello. «En sus viajes a Estados Unidos y sobre todo a París, se dieron cuenta de que había un mercado muy interesante enfocado a la moda para hombre y mujer», cuenta su hijo Alejandro, que se incorporó hace diez años y actualmente lleva las riendas del negocio mientras sus padres, aunque no se han retirado del todo, pueden dedicarse al trabajo con más relajación y combinarlo con largas estancias en Canarias.

Alejandro recuerda, además, que aquella primera tienda Tartana que hubo en Vigo «era muy tejanera». Estaba situada en López de Neira, la que se conoció como La calle de la moda, que entonces era la mejor vía de la ciudad para el comercio textil, y de las más caras. «Había dieciocho tiendas de altísimo nivel para aquella época, que era muy hippy. Se hacían muchísimas fiestas y desfiles, venían famosos, se entregaban premios como las Agujas de Oro... », apunta el responsable de la firma que cuenta, además, que «fue un éxito desde el primer día que abrieron». Entonces la lucha por lograr un puesto destacado en el mercado no era tan complicado como ahora. «En aquellos tiempos no había nada, no existían las grandes áreas comerciales ni las grandes empresas del sector que hoy manejan gran parte del negocio», argumenta.

Tartana empezó trabajando con las marcas punteras del momento, enfocadas hacia una clientela de poder adquisitivo medio. Llegaron a tener cuatro tiendas al mismo tiempo en la ciudad y si de algo presumen es de haber sabido rodearse de excelentes empleados y de haber cultivado siempre una relación muy buena con ellos. «Más que jefes, somos compañeros y hacerles partícipes del negocio forma parte del éxito», asegura. Como muestra está Rosa, dependienta que lleva 27 años en la casa, o Antonio, que ejerce de asesor.

Pero como la moda, todo va cambiando. «Lo que funcionaba antes, ahora ya no», reflexiona. Por eso, Tartana fue derivando poco a poco su oferta hacia el sector del lujo. «Lo que ofrecemos es ropa de sport muy ponible, pero de firmas de calidad. Yo no echo de menos a ninguna. Nuestra tienda está muy bien considerada en toda España», afirma. Pero Alejandro Correa asegura que no se conforman. «Queremos crecer y tenemos muy claro hacia donde», insiste». Por eso, el siguiente paso, que llevan ensayando ya las últimas temporadas, es la apuesta por marcas de alto nivel. «En el nivel medio y bajo ya hay otros que se llevan la palma -justifica? y nosotros estamos en otra franja. En el contexto de crisis la gama alta, el lujo y las marcas premium van mucho mejor porque obviamente, van destinas a clientes que tienen menos dificultades para consumir». Sin embargo, el responsable de la empresa asegura que se fían mucho de lo que detectan que quiere el cliente. «Cada seis meses nuestro asesor nos informa de los resultados de los sondeos y tomamos decisiones en consecuencia».

Alejandro estudió Empresariales, Márketing y Publicidad en Madrid y después se marchó un año a Inglaterra. De Cambridge volvió a Vigo para hacerse cargo del negocio familiar en el que creció con su hermano mayor. Si algo siempre supo sin que se lo enseñaran en la universidad es que «si tienes tienda, tienes que atenderla».