Los carmelitas logran aplazar el pago de 1,7 millones a la fundación oleirense por una demanda por una parcela
02 mar 2013 . Actualizado a las 07:00 h.La Fundación Juana de Vega, con sede en Oleiros, tendrá que esperar para embolsarse los 1,7 millones de euros que les reconoce una sentencia y que tendrán que salir de las cuentas de la orden de los Carmelitas Descalzos de San Juan de la Cruz, de la provincia de Burgos.
La cifra en cuestión fue la cantidad que reconoció la Audiencia Provincial de A Coruña que debía pagar la entidad religiosa por haber vendido unos terrenos -posteriormente urbanizados- en los Castros, fincas entre las que incluían una parcela de unos mil metros cuadrados cuya propiedad reclamó la Fundación Juana de Vega y cuya titularidad le reconoció a esta última también un juzgado.
El embrollo judicial no es breve. Los religiosos vendieron sus parcelas a la promotora Vallehermoso en el año 2001. Esta procedió después de esa fecha a edificar allí varios bloques residenciales.
Lucha por la propiedad
Todo iba bien para los religiosos hasta que, unos años después, los abogados de la Fundación Juana de Vega acudieron a los tribunales para reclamar que parte de los terrenos vendidos eran de su propiedad.
El proceso de reconocimiento fue largo, y a él la fundación aportó documentos de finales del siglo XIX, entre otros, que sirvieron finalmente para que los jueces reconociesen que la parcela en cuestión, de 953 metros cuadrados, no era de los carmelitas, sino parte de la herencia de Juana de Vega.
«Como es patente, no hace falta insistir en que la inscripción de un exceso de cabida no es un modo de adquirir el dominio y no convierte lo ajeno en propio. Igualmente, cuando una finca confina con una porción de terreno, esta no forma parte de aquella, del mismo modo que Francia, Andorra o Portugal no forman parte de España», decía la sentencia que en el 2008 le daba la razón a la fundación con sede en Oleiros.
Aquel caso no salió de los juzgados desde entonces. En septiembre del año pasado, el Supremo decretó que la sentencia era firme y decretó no admitir a trámite un nuevo recurso. Sin embargo, la defensa de los religiosos logró, meses después, que el Supremo sí atendiera sus demandas y paralizase el proceso por un defecto de tramitación que retrotrae el caso dos años atrás.
Por el momento es un respiro para las cuentas bancarias de los carmelitas, pero el último fallo del Supremo, de enero de este año, no anula la sentencia, por lo que es probable que solo logre demorar su ejecución y engrosar los intereses de demora a sumar a los 1,7 millones de euros cuando se paguen.
A todo esto son ajenos los peatones que a diario pasan por el barrio y que pisan una finca, situada en el entorno de la plaza de las carmelitas y de la calle de Jacinto Benavente, que un día fue propiedad de la mismísima Juana de Vega y que hoy puede reportarle pingües beneficios a su fundación creada para fines educativos.