«Nuestra voluntad es grande, pero los medios son limitados»

Fernando Molezún A CORUÑA / LA VOZ

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CESAR QUIAN

Las conocidas como «Escuelas del Caldo» ya superan los 125 años

24 jun 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Las Escuelas del Caldo acaban de celebrar su aniversario. Desde 1887 se han ocupado de la educación de aquellos que no tenían acceso a la misma y han terminado transformándose en un referente de la formación infantil en nuestra ciudad. El presidente de la Fundación Escuelas Populares Gratuitas, José Luis Piñeyro y Salvidegoitia, conde de Canillas, intenta resumir esos ya 126 años de historia solidaria. Misión complicada, ya que, al fin y al cabo, es también la historia de A Coruña.

-Se conoció la institución como las Escuelas del Caldo.

-Hubo épocas en que la Cocina Económica nos suministraba comida, hasta que construimos nuestra propia cocina. Y el caldo era algo barato, nutritivo y muy socorrido. De ahí el nombre. Tuvo muchísimo eco en su momento, hasta que cambió de actividad. Se crearon por necesidad, por iniciativa de Camilo Rodríguez Losada, como una escuela donde dar instrucción a los niños que estaban en la calle.

-¿Estuvo siempre ligada a la Ciudad Vieja?

-Ya en su primer año de existencia una benefactora cedió el uso de la casa donde se encuentra y, cuando falleció, los patronos compraron el inmueble. Con el paso de los años se fue ampliando. Incluso ahora queremos incorporar el local de al lado.

-¿A qué lo destinarán?

-Está por definir todavía, porque dependemos del aprovechamiento urbanístico que nos de el Pepri. Pero hablaremos con las autoridades para conocer qué necesidades tiene la población. Nuestro objetivo fundacional es lo suficientemente abierto para poder dedicarnos a cualquier cosa que sea necesaria.

-Pero siempre dedicados a los niños.

-Es que trabajar con niños es lo más gratificante del mundo. Vienen encantados y, a la hora de salir, les cuesta hacerlo.

-Hablaba antes de un cambio de actividad en las Escuelas.

-En los sesenta se extendió la educación para toda la población. El patronato se plateó entonces el futuro de las escuelas y decidió crear una guardería, servicio que no estaba cubierto por el Estado. Así que adaptaron las instalaciones para los más pequeños.

-No todas las instituciones pueden presumir de aguantar en la brecha 125 años.

-La voluntad es grande y los medios limitados, pero van llegando.

-¿Y de dónde vienen?

-Tenemos unos socios protectores que son la base de nuestra financiación. Por otro lado, los bienes propiedad de la fundación dan sus rendimientos. Y tenemos ayudas de las Administraciones y de entidades colaboradoras. Pero cerramos siempre con pérdidas, aunque intentamos que sean asumibles. Pero el grueso de los ingresos procede de las cuotas de los niños.

-¿Cuántos socios tienen?

-Alrededor de doscientos, muchos de ellos muy antiguos. Algunos incluso ya no viven aquí, pero no han querido perder este vínculo con la institución.

-¿Cómo es la comunidad de las escuelas actualmente?

-Aquí hay niños de todo tipo. Los que pueden, pagan todo. Y los que no, pues no. Todo en la medida de las posibilidades de cada uno. Eso sí, el trato es idéntico. La necesidad y el orden de entrada vienen baremados por la Xunta. Pero tenemos lista de espera año tras año.

José Luis Piñeyro presidente de la Fundación Escuelas Populares Gratuitas