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Humboldt explora las islas Cíes

FIRMAS

cedida

El padre de la geografía moderna pasó por Galicia en 1799 y catalogó plantas «en los hermosos valles gallegos»

11 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

eduardorolland@hotmail.coms

C onviene recordar que las islas Cíes, además de tener la mejor playa del mundo, pertenecen a un parque nacional. Y que, pese a las especies alóctonas invasivas, como eucaliptos, visones y turistas ruidosos, siguen siendo un paraíso natural. Así lo entendió en 1799 el padre de la geografía moderna, Alexander Von Humboldt, quien visitó el archipiélago vigués, antes de zarpar desde A Coruña a su primera expedición americana.

Astrónomo, geógrafo, humanista, naturalista y explorador, Humboldt fue lo que llaman un polímata, un sabio en muchos campos. Y está considerado la última gran figura de la Ilustración. Era, también, un gran viajero. Y sus viajes a Sudamérica, aún bajo la corona de España, fueron sus más importantes expediciones científicas.

En la primera de ellas, llegó a A Coruña a mediados de mayo de 1799, con la intención de embarcarse hacia Canarias y América. Le acompañaba el botánico francés Aimé Bonpland. Tenían pasaje para la corbeta Pizarro, que comunicaba con La Habana. Pero, en ese año, el rey de España, Carlos IV, mantenía ya una sólida alianza con Francia. Por lo que Inglaterra estaba en guerra con ambas y su flota bloqueaba el tráfico con las colonias.

Así que la partida de Humboldt se demoró durante semanas. No conseguiría embarcar hasta el 5 de junio. Con lo que aprovechó su estancia en Galicia para realizar varias expediciones: «Coleccionamos las plantas que habíamos recogido en los hermosos valles gallegos, no visitados por ningún naturalista», escribiría en una de sus cartas, «estudiamos las algas y los moluscos que la marea del Noroeste arrojaba en grandes cantidades al pie de las rocas acantiladas».

Está documentado que visitó Ferrol, en una excursión en barco en la que aprovechó para hacer mediciones de las aguas de su ría, con una sonda termométrica. Y hasta estudió la Torre de Hércules y concluyó que eran erróneas algunas medidas de latitud y longitud que aparecían en los principales mapas.

Sin embargo, no sabemos con certeza si Humboldt estuvo en las Cíes. Al menos, no de su puño y letra. Porque, antes de zarpar de A Coruña, dejó escritas 43 cartas, que envió el propietario de la pensión en la que se alojaba. Su partida fue precipitada porque mejoró el tiempo y desaparecieron los barcos ingleses que merodeaban por el cabo Fisterra. Así que fue su fondista quien tuvo que pagar el franqueo, anécdota con la que bromeará el propio investigador posteriormente.

De estas 43 cartas, solo se conservan actualmente diez. Fueron estudiadas por Francisco Díaz-Fierros y Daniel Rozados, en un volumen publicado por el Consello da Cultura Galega. Y, como reconocen los propios investigadores, son insuficientes para saber qué hizo el geógrafo en sus casi tres semanas en Galicia. El presidente de la Fundación Humboldt de Galicia, Perfecto Yebra, sospecha que fue más allá: «No podemos afirmar que gozara solamente de su agradable estancia en el puerto de A Coruña, como el mismo confiesa, sino también que llegó a conocer el país gallego, aunque no sea posible precisar dónde».

Pero la pista de la visita a las islas Cíes aparece en otra parte. La dará un siglo más tarde la escritora Emilia Pardo Bazán, que en su obra Guía del turista: Mondariz, Vigo Santiago, editada en 1912, afirma, refiriéndose al archipiélago: «El célebre Humboldt visitó estas islas y sospechó si serían las Cassitérides o Islas del Estaño que llamaban los romanos, acerca de cuya situación tanto se ha discutido».

No sabemos de qué fuente bebe Pardo Bazán para confirmar que Humboldt visitó estas islas. Pero no es de las diez cartas «gallegas» que se conservan. Como tampoco por comentarios en sus propios libros. Porque no aparece en su enciclopédica Cosmos, un monumental compendio de los conocimientos sobre la Tierra y el Universo en cinco tomos. En ella, el geógrafo sitúa las Cassitérides en las proximidades de Inglaterra.

Sin embargo, en una de sus cartas coruñesas sí hace una mención a las Islas del Estaño, al sospechar que el nombre de la Torre de Hércules provenga de cuando griegos y fenicios venían a estas costas en busca del preciado metal.

Nos falta el retrato de Humboldt de las Cíes. De todas sus frases sobre Galicia, tal vez la mejor sea la que define el carácter de los gallegos y su espíritu de sacrificio: «¡Qué pobreza y qué laboriosidad de sus habitantes! No siempre el fruto del trabajo es el bienestar».

Pero, si hemos de creer a Emilia Pardo Bazán, el padre de la geografía moderna, el hombre que bautizó el Jurásico, que sentó las bases de la sismología y la geofísica, que describió la tempestad magnética o que dio su nombre a un pingüino y a la corriente marina del océano Pacífico, el verdadero último ilustrado, Alexander Von Humboldt, puso su pie en las islas Cíes un día de primavera de 1799... Suena verosímil.

Así que creámoslo. Al fin y al cabo, también se dice que en ellas estuvo Julio César en el siglo I. Y nadie lo vio nunca comprando el billete en Vapores de Pasaje...

la bujía del domingo Por Eduardo Rolland