Jesús García Calderón: «En Lugo hay corrupción como en otras provincias»

antón grande LUGO

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El ex fiscal de Lugo presenta esta tarde en la galería Sargadelos su libro «El mal de la Muralla»

30 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

El fiscal del Tribunal Superior de Andalucía, Jesús García Calderón, que antes fue fiscal jefe de Lugo, presentará esta tarde, en la galería Sargadelos de la capital lucense, su libro El mal de la Muralla. Él, que sabe mucho de perseguir la corrupción, está convencido de que «solo un pueblo honesto como el nuestro es capaz de enfrentar y combatir la corrupción con suficiente energía».

-¿Considera que el mal de la muralla puede ser, en muchos casos, un mal bueno para los que habitan en Lugo?

-Se trata de una paradoja, de un recurso literario. La convivencia con la muralla, su presencia en nuestra vida cotidiana, promueve el paseo, cierta ensoñación y la reflexión, inclina a los aquejados del mal hacia la virtud. El problema es que todos sabemos que esta inclinación nos pasa alguna factura en nuestra vida social, algún tipo de sufrimiento. En realidad, creo que el mal aquejaría especialmente al famoso «censo de boa xente» del que hablaba Ánxel Fole.

-¿En qué manera influye la muralla en los lucenses?

-Forma parte de su educación sentimental. Les recuerda continuamente la importancia de un legado histórico de incalculable valor que hay que conocer y proteger. La idea de centralidad, un concepto propio del urbanismo moderno, se hace patente en Lugo de una manera más enérgica, trazando un circulo de piedra sobre nuestra ubicación, señalando la importancia del ágora en el que convivimos, acotando las dimensiones del drama social y proporcionando un adarve elevado para contemplarlo con suficiente distancia. Esta convivencia con la Muralla, con el paseo circular, les proporciona diversas claves para entender el mundo que les rodea y para entender mejor nuestro interior.

-¿Todos tenemos, en cualquier país del mundo, una muralla interior que nos condiciona como seres humanos?

-Todas las civilizaciones han levantado murallas bien para defender su integridad bien para evitar que sus habitantes buscaran nuevos caminos. Son decisiones marcadas por el destino de cada sociedad. En este sentido, las murallas de Lugo contienen lugares habitados sin interrupción desde la antigüedad, lugares que transmiten sensaciones que trascienden desde lo local hasta lo universal, que nos muestran un cauce donde se pierden los pasos de muchas generaciones. El viejo adarve ondulante parece en ocasiones un río Leteo diminuto que nos permite recorrer esa línea que discurre entre el paisaje y la urbe, entre la naturaleza y la razón. Se trata de un privilegio que pocos espacios conservan.

-Como fiscal jefe que fue de Lugo desde 1995 a 2001, ¿qué le parecen todas esas operaciones que están pendientes como Pokémon, Muralla, Campeón, etcétera? ¿No da la sensación de que esta provincia esconde mucho tras esa imagen de tranquilidad y provinciana que ofrece?

Las apariencias engañan. La literatura nos recuerda muchas veces que la tranquilidad aparente o excesiva suele esconder un corazón tormentoso. En Lugo hay corrupción como en otras provincias, no es diferente a las demás y se ve afectada por casos como Castellón o Almería. Lo importante no solo es descubrirla. Lo que marca la diferencia es nuestra forma de reaccionar ante ella. El problema sería una tranquilidad excesiva tras descubrir la corrupción o que se tendiese al olvido.

-Los ERE en Andalucía, Jaume Matas, Bárcenas, la financiación B de algunos partidos, el Bigotes e incluso algún miembro de la realeza que están en los tribunales. ¿Es realmente España un país de delincuentes?

-En absoluto. Solo un pueblo honesto como el nuestro es capaz de enfrentar y combatir la corrupción con suficiente energía. Por eso no debemos caer en el pesimismo, un mal que, a diferencia del mal de la muralla, no es paradójico y que tanto daño le hizo en otras fases o edades de la historia.