Una rubia de novela

Susana Acosta
Susana Acosta ARTEIXO / LA VOZ

FIRMAS

PACO RODRÍGUEZ

Manuel Rivas rescata en «As voces baixas» la figura de Otilia López, conocida como «A loura de Vilarrodís», que recuerda para La Voz aquella etapa

15 dic 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Sin quererlo, Otilia Josefina López, más conocida como La rubia de Vilarrodís, se ha convertido en un icono femenino de los años setenta. Fue la Sofía Loren de Vilarrodís, la Bo Derek de Arteixo o como bien dice Manuel Rivas en su reciente novela As voces baixas, la Brigitte Bardot de la comarca, toda una modelo del calendario Pirelli. Casi nada: «E aí ven a Loura co seu equipo da outra bisbarra, de Arteixo... E á fronte, como unha modelo do calendario Pirelli, como unha revolución óptica naquela época de loito téxtil, alí estaba a Loura de Vilarrodís. Estivera na emigración e, de volta, abriu un bar chamado Odette. Levaba o pelo ao estilo garçone e no ar lembraba á actriz Brigitte Bardot. Mais non era por comparar. A Loura estaba alí. Era verosímil», dice Rivas en el capítulo XI titulado O peso do mundo na cabeza.

Y aquí también está Finita para los amigos, aunque su otro mote haya traspasado fronteras. Tiene 71 años que en absoluto aparenta gracias en parte a su media melena. Rubia, por supuesto. Su rímel color azul y una falda escocesa que bien le sienta a quien tan bien está. Ella es la rubia de Vilarrodís. Conocida en toda la comarca por su belleza, a pesar de que le dé vergüenza reconocerlo: «Caí en gracia, en el país de los ciegos, el tuerto es el rey», bromea desenfadada mientras confiesa que destacaba porque era más atrevida y moderna que las chicas de la época. «Me crie en A Coruña, en Federico Tapia, y vine a Vilarrodís con 21 años», explica. Fue en este núcleo donde abrió un local que llamaba Odette y que menciona también Rivas en su libro, pero nadie lo conocía por su nombre. Era el de la rubia de Vilarrodís: «Antes montabas un bar y te llamaban de todo menos bonita», asegura. Decidió jugar al fútbol con la intención de que el establecimiento se diese a conocer y, al final, la que saltó al estrellato fue ella. «Había chicas que jugaban mejor. Yo solo participaba, iba al bulto donde iban todas», dice. Cuenta también que el partido al que se refiere Manuel Rivas en su libro se jugó en Elviña. «Fue en el año 1970. Jugamos para reivindicar el Martes de Carnaval como día festivo, que entonces no lo era. Había muchísima gente. Ni el Deportivo en sus mejores épocas. Tuvo que venir la Policía Local a regular el tráfico. Además fuimos pioneras del fútbol femenino», confiesa López, mientras reconoce bromista que los hombres de ahora ya no se giran al verla pasar.

Un poco de vergüenza

Sobre el hecho de que Manuel Rivas la haya retratado en su obra, Otilia confiesa que siente un poco de vergüenza. «No era para tanto», sentencia, aunque su hijo la interrumpe para decir justamente lo contrario. «Y tú que vas a decir si eres mi hijo», le espeta entre risas mientras reconoce que todavía no ha tenido tiempo de leer el libro. Asegura, sin embargo, que le encantaría tener la oportunidad de saludar al escritor que con tanta admiración le dedicó unas líneas en su última obra, aunque desconoce si la realidad le permitirá vivir un nuevo capítulo de su propia novela.