Un local con los clientes «a raya»

La Voz

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monica ferreiros

A de Rosa es uno de los restaurantes más afamados y antiguos de Barbanza

23 mar 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

No por tener una carta kilométrica gana en calidad un restaurante. A de Rosa es el ejemplo de que más vale poco y delicioso que mucho y regular. Sus platos son conocidos más allá de las fronteras de la comarca, llevándose la palma la raya en caldeirada, una receta que guarda un secreto en su elaboración, si bien este no ha querido ser desvelado por la cocinera, Antonia Hermo. Ella y su hermano Santi regentan este establecimiento pobrense que abrió sus puertas poco antes de que la Guerra Civil pusiera todo patas arriba. Comenzó siendo una taberna que fundó la abuela de los actuales propietarios, Rosa Miranda, y que años después regentarían Josefa Santos y Ricardo Hermo hasta llegar a las manos de la tercera generación.

«Aquí se cocina lo que me enseñó mi madre; callos, merluza, bacalao, carne asada y, por supuesto, la raya y los chocos. Al principio no me gustaba nada ponerme entre fogones, pero poco a poco le fui cogiendo el gustillo, al fin y al cabo crecí aquí», asegura Antonia Hermo, que se encarga de hacer magia con los ingredientes mientras su hermano atiende a la clientela detrás de la barra.

A de Rosa se recomienda a los turistas hasta por vecinos que nunca se han sentado en sus mesas. Sus sabores han conquistado paladares como el de Javier Cañás, de la compañía Caramelo, Amancio Ortega o artistas de la talla de Belén Rueda o Lola Dueñas. La fama de los comensales no intimida a los responsables del negocio, que también recuerdan con especial cariño a Luis Castelo, que fue cura de O Maño y que era muy querido en el pueblo.

Lugar de chiquiteo

El restaurante ha sido desde siempre un lugar de chiquiteo en el que el vino solía acompañarse de partidas de dominó o manilla. Conserva el encanto de las tabernas y muchos clientes prefieren comer cerca de la barra y no en el comedor para sentir un bullicio que encandila. Fue en el 2006 cuando el local volvió abrir después de que se acometiera una gran reforma, aunque la carta no sufrió ninguna variación. A juzgar por los clientes que tiene a diario, no hace falta que se mueva ni una coma.