No hay antecedentes de casos como el del Concello de Poio, pero está claro que sienta un precedente y muestra una tendencia. La que lleva a los ayuntamientos (al igual que a otras administraciones) a retorcer el bolsillo de los contribuyentes para aumentar la recaudación de ingresos que alivien el asfixiante déficit público.
En la ciudad de Pontevedra pronto tendremos un barómetro de situación. Cuando saquen el multamóvil en serio. De momento, el Concello lo tiene en pruebas y medio tapado, pero cuando alguien dé la orden política, comprobaremos cuál es el apetito sancionador que se aplica porque, potencialmente, la máquina en cuestión puede generar muchos miles de euros al año. Será entonces cuando se perciba si se trata de un instrumento recaudador o disuasorio.
Y por cierto, se le está dando vueltas a poner a funcionar el multamóvil en combinación con las grúas como intento de aumentar el número de enganches de un servicio que en Pontevedra es deficitario.
Alguien ha pensado que con la obtención de una foto del vehículo mal aparcado que mediante las nuevas tecnologías se pasa a la jefatura y desde allí se da orden de retirarlo, se podrá apear al agente municipal del guindastre; se encargará solo el operario de hacer el enganche y se abaratarán costes. Aunque me temo que ni aún así la grúa dejará de ser deficitaria en esta ciudad.