Nostalgias habaneras

Luís Pousa Rodríguez
Luís Pousa EL RINCÓN DEL SIBARITA

FUGAS

02 oct 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Guillermo Cabrera Infante, para explicar la escabrosa relación entre literatura y poder, siempre se remontaba a la antigua Roma. Ya entonces había dos clases de escritores: quienes, como Catulo, se buscaban problemas con el emperador y los que, como Virgilio, se dedicaban a lamer las botas de Augusto.

Me lo contó en una entrevista, hace ya demasiados años. También recordó entonces que, tras exiliarse en Madrid de la Cuba castrista, fue invitado por el régimen franquista a abandonar España:

-De nuevo la política entrometiéndose en mi felicidad.

Llevaba 31 años en Londres y cuando le preguntabas por la nostalgia de la isla replicaba:

-La nostalgia la combato escribiendo de música y de personajes habaneros.

De todo esto, de la Cuba castrista y de las nostalgias habaneras, escribe Cabrera Infante en Mea Cuba antes y después, el segundo volumen de  las obras completas que publica con exquisito mimo Galaxia Gutenberg.

Se reúnen aquí sus textos políticos, desde aquellos primeros y entusiastas artículos de Lunes de revolución, cuando todavía creía en el comunismo que había largado a Batista del poder, hasta la deliciosa cronología autobiográfica que remata este volumen de prosa tan hermosa como verdadera, donde encontramos continuamente pequeños tesoros como el apunte de 1934: «Se enseña a sí mismo a leer, al concentrarse en descifrar los globos cautivantes de Dick Tracy y Tarzán».

En este libro, de una coherencia que hoy casi hiere la vista, están también su crónica de la batalla de Bahía de Cochinos y una soberbia colección de estampas de escritores, donde los lectores gallegos leemos con devoción su maravilloso retrato de Lino Novás Calvo, del que recuerda que en 1912, cuando tenía siete años, su madre lo envió desde Galicia, solo, a Cuba, a «hacer las Indias»: «Sin saberlo su madre lo había mandado a ser un gran escritor cubano».