Asnos buscando gloria

Jose Barreiro

FUGAS

«El pistolero».  Henry King, 1950

12 ago 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Finales de los sesenta. Richard Zanuck, vicepresidente de la Fox, está reunido con varios colaboradores en su despacho. Discuten ideas sobre proyectos que tienen encima de la mesa. «¿Qué le parece si el limpiabotas fuese un enano?, pregunta al director de un filme policíaco. Hay siempre algo inquietante en un enano». Detalles así deben ser pulidos por la gente importante de un estudio, los demás están ocupados trabajando. La proposición de un productor para que el protagonista de un western lleve bigote obtiene un rechazo rotundo, casi supersticioso. «Hace tiempo rodamos aquí una película, El pistolero, con Greg Peck, y resultó un desastre. ¿Sabe por qué? Peck llevaba bigote». Henry King y Nunnally Johnson, director y productor de El pistolero, deciden que el protagonista lleve bigote con la certeza de que cuando se entere el mandamás de la Fox, Darryl Zanuck, se opondrá drásticamente a la decisión. Cuando Zanuck ve las proyecciones pregunta cuánto llevan gastado. Los responsables mienten (saben que Zanuck podría volver a rodarlo todo) y le dan una cifra que duplica la real. Peck se queda con bigote y El pistolero es un fracaso de público. Alguien puede pensar que añadir una motivación capilar a la cantidad de problemas que pueden hacer fracasar una película resulta ridículo. Años después, Gregory Peck protagonizó Los niños del Brasil. Interpretaba a Mengele. Con bigote. Otro fracaso.

El pistolero puede considerarse un esbozo previo, claro que sin derrapes psicológicos, amaneramientos ni imposturas, es decir, mejor, de Solo ante el peligro, que se rodaría un par de años después con un truco narrativo similar: la cuenta atrás. Jimmy Ringo llega a Cayenne para hablar con su mujer y su hijo, a los que no ve desde hace ocho años. Viene con prisa, puesto que los tres hermanos del idiota que mató en el pueblo anterior pretenden darle caza. «Parece un tipo corriente. Solo tiene dos brazos», dicen los charlatanes que le salen al paso antes de enfilar agujereados hacia el cementerio. Asnos buscando gloria. Ringo está harto de evitar que los buscadores de fama rápida lo asesinen, quiere retirarse, pero es esclavo de su leyenda. En cada sitio que se detiene aparece el fanfarrón del lugar dispuesto a poner a prueba al pistolero de renombre. La película muestra el cansancio que aporta una gran reputación y la soledad de un hombre que no tiene a dónde ir, asuntos que Henry King rueda en ochenta apretadísimos minutos de ritmo imparable a los que no falta ni sobra nada, ni siquiera, aunque ya hemos visto que este asunto es mercancía especulativa, el bigote.

Por qué verla

Porque Gregory Peck factura uno de los mejores papeles de su carrera, más desapercibido que Atticus Finch pero con una sobriedad y una relajación parecidas

Por el estupendo trabajo de Millard Mitchell, antiguo compañero del protagonista que ha logrado dejar atrás su pasado y ahora es el sheriff del pueblo