Siete cosas sobre «La vida de Brian» que (tal vez) no sabías

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Escrita en Barbados y financiada «in extremis» por George Harrison fue prohibida en solo dos países (Irlanda y Noruega)

04 jun 2019 . Actualizado a las 14:41 h.

Pese a que ya han transcurrido 40 años desde su estreno, todavía es más que legítimo preguntarse cómo consiguieron los alegres chavales de Monthy Python estrenar en aquellos años la hilarante bomba que es La vida de Bryan. La génesis, la producción, el rodaje y el estreno están llenos de anécdotas que convierten a esta película en algo especial.

La concepción

Fue en 1975, en Ámsterdam. O eso es al menos lo que cuenta la autobiografía del grupo publicada en el 2003. Eric Idle y Terry Gilliam se encontraban en la capital holandesa promocionando la mítica Los caballeros de la mesa cuadrada y sus locos seguidores, cuando se les ocurrió una delirante escena: Jesucristo, cansado y algo irritado, ayuda a los poco duchos carpinteros que tienen que colocar su cruz en el monte Calvario. Los dos miembros de los Monthy Python se echaron unas risas, pero la escena no fue al cesto de las ideas perdidas, sino que floreció algunos meses después.

La gestación

En algún momento, el grupo adoptó el compromiso de, tras el éxito de su desopilante y surrealista versión de la leyenda artúrica, ir a por la Biblia. El proyecto se redirigió hacia el Nuevo Testamento y los Python se tomaron dos semanas de vacaciones en Barbados para desarrollar el guion. Entre copas y baños, decidieron que, al fin y al cabo, Jesucristo no era tan divertido y que quizás sería mejor buscar un protagonista menos provocador. Y así nació Brian. A finales de 1978, el grupo tenía listo un libreto basado en el malentendido que haría de Brian un mesías. Más o menos.

El frenazo

El éxito en el que vivía el grupo fue suficiente para que los ejecutivos de EMI, la productora inicial del film, le diera el visto bueno al proyecto prácticamente sin revisarlo. Sin embargo, Bernard Delfont, a la sazón presidente de EMI, sí tuvo la inquietud de leer el guion. Se pueden imaginar el sudor frío que le recorrió el espinazo a medida que avanzaba. No le hizo ninguna gracia y, con el equipo a unos días de embarcarse para Túnez para iniciar la producción, dijo que podían hacer lo que quisieran, pero los dos millones de libras apalabrados los dedicaría a un proyecto menos controvertido.

La salvación

Fue el propio Eric Idle quien salvó la vida a la idea al ponerse en contacto con el único tipo que conocía con más de dos millones de libras para invertir: George Harrison. El exbeatle dijo que sí, pero también es célebre la expresión que utilizó para referirse al proyecto: «La entrada de cine más cara del mundo». Harrison tuvo que rehipotecar su casa para mantener su palabra. Algún tiempo después, recuperaría la inversión multiplicada por cinco. Por cierto, que el autor de Something tiene un breve cameo. Ya con el dinero, los Python tuvieron que decidir quién iba a dirigir. No fue sencillo, pero acordaron que fuera Terry Jones y no Terry Gilliam. Otra decisión esencial para que La vida de Brian fuera la película que es.

El rodaje

El grupo, encorsetado por los límites que marcaba la BBC en su programa de televisión, decidió saltarse todo aquello, lo que explica la acidez de los diálogos, los desnudos y los exabruptos que la televisión les negaba. Y sin embargo, no todo el mundo sabe que eliminaron del montaje final al que iba a ser el líder del Frente Popular de Judea. De nombre Otto, acento alemán y un sospechoso bigotito. ¿Les suena? En algún momento, el grupo decidió que tal vez era demasiado ya incorporar a los judíos a la previsible ola de odio que iban a generar entre los cristianos y Otto nunca llegó a ver la luz. Para los curiosos, la primera escena que se rodó fue la de la lapidación.

El boicot

Mientras, ya en Londres, acometían el montaje, una tal Mary Whitehouse, que en aquel momento abanderaba el activismo contra la blasfemia en Inglaterra, accedió al guion y comenzó una campaña que acabaría con los Python contratando abogados para poder estrenar su criatura. No fue fácil aunque, pese a toda la leyenda, solo dos países prohibieron su estreno: Irlanda y Noruega. Otra curiosidad es la frase que eligieron en Finlandia para promocionar el filme: «Una película tan divertida que la han prohibido en Noruega». En España se estrenó en 1980 pero no fue doblada al castellano hasta 1985.

La canción

La vida de Brian es una película con muy escasos momentos perdidos. Pero entre todos sus hallazgos, uno de los más celebrados es la canción final: Always Look on the Bright Side of Life, una melodía que todo espectador recuerda. Más allá de su potencia como colofón a una película desopilante es uno de los temas más usados en los funerales que se celebran en el Reino Unido.