Fenómeno Wattpad, la cantera de los superventas juveniles

Resulta que los jóvenes sí leían, vaya que si leían. Caía la del pulpo en Madrid hará mañana dos semanas —primer sábado de la Feria del Libro— y en la interminable cola que arrancaba de la caseta 265 nadie se movía, impertérrita legión de chicas, sobre todo jóvenes, ajenas a la lluvia furiosa y a la estampida Retiro adelante. Ni amago hicieron más que para proteger sus ejemplares, muchos a resguardo en bolsas de film de congelados. Habían ido preparadas. Esperaban, cuadradas, su turno para recibir rúbrica —casi autógrafo—, dedicatoria y saludo de Inma Rubiales (Almendralejo, 2002). Dos meses antes, en Ourense, cientos de chicas guardaban fila tempranísimo, a golpe de sábado —poniendo las calles—, ante una librería que levantaba verja. Esperaban —aquella vez a Joana Marcús (Mallorca, 2000)— siguiendo idéntico patrón: libro en mano, baile de San Vito en el cuerpo y uñas mordidas, alguna que otra lágrima. Que hoy las quinceañeras no solo desfallecen por boybands, también por quien atrapa su atención con historias que se mueren por vivir en sus carnes. Rubiales y Marcús —como Anna Tood, Ariana Godoy, Daniela Cubides, Mercedes Ron, Sarah J. Maas, Holly Black y Flor M. Salvador— son autoras Wattpad, criaturas de una plataforma que ha cambiado por completo las reglas del juego en el sector editorial de la literatura juvenil.

Wattpad no es lugar nuevo. Nació en un hoy remoto 2006 como un espacio en el que publicar textos propios de forma libre y gratuita. Funciona así: cualquiera puede acceder a la aplicación y, en ella, a todas las historias ahí compartidas, leerlas y, si apetece, valorarlas y comentarlas, pero también puede colgar sin compromiso ni requisito todo lo que alegremente quiera. No hay límites ni filtros. Ahí queda para quien lo quiera.

Trece años pasó la plataforma nutriéndose discretamente de aportaciones indiscriminadas y en el 2019 entró en erupción, acaparando la atención de los ajenos al nicho. Para entonces ya había generado una nueva y particular dinámica, tanto de creación como de consumo, y hoy cuenta con más de 50 millones de lectores y unos 500 millones de relatos, convertida en mina de oro de la que las grandes editoriales extraen los que serán sus superventas el día de mañana. Sin perder un minuto, Penguin Random House se apresuró a cerrar acuerdo para ser editor oficial en España y Latinoamérica a través de su sello Montena, lo que entre otras cosas le agiliza la tarea de separar el grano de la paja, obteniendo información privilegiada sobre las historias que mejor funcionan. Ahí es nada. Planeta, por su parte, aglutina todas estas novelas bajo la colección juvenil Crossbooks. «Ha sido un revulsivo para el género, un cambio generacional —explica su editora, Irene Lucas—. Las lectoras devoran obras de escritoras muy afines a ellas, puesto que su edad y etapa vital son similares. Estas autoras escriben historias que reflejan su propio sentir y su realidad, que no son otros que los de las lectoras. Por tanto, la identificación y conexión con esta es directa».

La identificación es la piedra angular de este bum con raíces en la saga Crepúsculo, pero son varios los pilares que lo sostienen. Por su naturaleza, los lectores se convierten en comunidad: participan activamente en las historias, que en la plataforma se van publicando siempre por entregas periódicas. Esto genera tanta expectación como incertidumbre, y abre la posibilidad de comentarlas, hasta el punto de llegar a influir en el desarrollo de los acontecimientos; les sitúa más dentro que nunca. Cuando se dan cuenta, están completamente metidos en el relato, casi como si fuese suyo, experimentándolo incluso. La mecánica excede el proceso. Autor y lector se retroalimentan.

«Puedes ver qué les gusta y qué no, y a la hora de publicar es una buena herramienta, porque sabes exactamente qué cosas funcionan de la historia y eso te da pie a explotar un poco más todas aquellas que han tenido una buena recepción, y eso no sucede en el método tradicional», constata Ariana Godoy (Venezuela, 1990). Empezó a publicar a los 20 años. Tecleaba en su Blackberry culebrones de vampiros que subía a Wattpad y, de repente, uno de sus textos, Mi amor de Wattpad, reventó todos los contadores de visitas y se hizo con dos de los premios más importantes de esta biblioteca virtual. Al día siguiente, tenía a Planeta llamando a su bandeja de entrada.

En el 2019 Godoy publicó con Penguin A través de mi ventana, primera entrega de la saga de Los hermanos Hidalgo, que pronto se convirtió en todo un fenómeno global, hecha ya película de Netflix. Luego vendrían la serie Darks, más centrada en el suspense y la fantasía que en el amor romántico; la novela Sigue mi voz, su historia más personal e íntima; y su proyecto actual, Almas perdidas, integrado por La revelación y El nuevo mundo.

—¿Ahora que arrasa en librerías seguirá publicando en Wattpad?

—«Seguiré haciéndolo siempre, pero también trabajaré alguna historia por mi cuenta. Lo que pasa con la plataforma es que, cuando publicas, eso de alguna manera queda como grabado en piedra, porque el lector lo recuerda . No puedes hacer modificaciones, no puedes editarlo, porque entonces el lector te dice: "cambiaste esto", "cambiaste lo otro"».

Sabe a quién se debe. Al otro lado son fieles, pero también exigentes.

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18 euros en librerías, gratis en línea

Tanto Irene Lucas, del Grupo Planeta, como Gemma Vilaginés, directora literaria de Montena, coinciden en que en un momento inicial el sector dudó. ¿Funcionaría algo en formato físico que estaba disponible en internet? ¿Compraría alguien un libro que podía leer gratis en línea? «Era algo contraintuitivo, pero funcionó —comenta Vilaginés—. Nos hemos dado cuenta de que es una plataforma excelente para que las autoras vayan teniendo su propio público, un público que además aprecia realmente tener el libro en papel, les permite ser partícipes de la carrera de la autora, de su éxito, apoyándola comprando el ejemplar. Intentamos además hacer libros bonitos, estéticamente cuidados, y se genera este sentimiento de coleccionismo». «Ambos canales pueden convivir —anota Irene Lucas—. El texto que se comparte en la plataforma digital no está editado y, por tanto, difiere del que encuentra la lectora en papel. Al final, el texto colgado en Wattpad se considera un manuscrito, un primer borrador».

En esta idea se detiene también Inma Rubiales, autora de, entre otros títulos, Un amigo gratis, El arte de ser nosotros y Hasta que nos quedemos sin estrellas. «Raro sería el escritor publicado en papel que se atreviese a dejar leer un borrador suyo, y nosotros sin embargo los publicamos. Luego ese manuscrito suele sufrir muchísimos cambios una vez que lo ven profesionales», admite. «Antes el libro se concebía como algo que te comprabas para leer, pero ahora ya no es solo para eso, porque la mayoría ya han leído la historia; ahora es para releer, para marcar, para subrayar. Las lectoras llegan a las firmas con ellos coloreados, llenos de pósits de colores y cada color significa una cosa, con las páginas escritas. Reaccionan a lo que dicen los personajes. Les responden a boli». Reconoce también Inma que no es ella de las que suelen dejar la historia en manos de los lectores: «Igual que tienen buenas reacciones, en momentos de tensión a veces responden mal, cuando publicas un capítulo y los dejas a medias en un momento crítico. Se involucran mucho. Una tiene que tener las cosas claras y entender que, al final, su historia es suya».

Rubiales empezó muy pronto a idear historias, con solo ocho años. A los 12 descubrió la aplicación a través de Instagram y se dijo que si tanta gente compartía allí sus textos, por qué no ella. «Lo hice sin ninguna expectativa y, de hecho, al principio mis libros tenían tres lecturas y las tres eran mías, pero de un día para otro empezaron a llegar los lectores de pronto», cuenta. Abunda en el funcionamiento de Wattpad: «Exige una dinámica de publicaciones periódicas. Yo digo, venga, todos los sábados hay capítulo, y la gente el sábado a las ocho de la mañana ya está esperando y escribiéndome: "Inma, ¿cuándo hay capítulo? ¿a qué hora sale?" Y eso, por un lado, es muy guay, porque puedes interactuar con el lector, subir adelantos a tus redes porque eso gusta mucho, y es una forma muy interactiva de vivir la literatura. Pero por otro lado también implica una presión grande. Al final, no deja de ser una tarea creativa, es algo que lo mismo te puedes bloquear y a ver cómo sales el bloqueo».

Confiesa que, a veces, escribe seis o siete capítulos de golpe y luego los va subiendo uno a uno; otras, sin embargo, termina de escribir el episodio el mismo día que lo publica. «Este ritmo de escritura no es para todo el mundo —advierte—. Hay mucha gente que antes publicaba en Wattpad y se ha ido porque no era capaz de seguirlo». Pero si de algo se siente orgullosa Rubiales es de los valores que transmite en sus novelas. «Casi todo lo que leía o lo que veía en la tele, en películas y series, estaba centrado en relaciones muy tóxicas, de chico malo que trata mal a las chicas por su pasado oscuro, súper celoso, controlador… y eso nunca fue conmigo. Empecé a escribir Un amigo gratis en contraposición a todo eso que parecía que estaba de moda. El otro día una chica de unos 14 o 15 años se acercó a mí en una firma y me dijo, súper emocionada, que le aliviaba mucho saber que todas las lectoras que estaban haciendo cola estaban creciendo leyendo libros como los míos. Cuando me dijo eso, empecé a llorar».

Mercedes Ron (Buenos Aires, 1993), artífice de la prosperísima saga Culpable, tuvo siempre, sin embargo, muy claro que Wattpad era el medio para conseguir un fin que ansiaba desde niña: publicar. Ahora que lo ha conseguido, ha dejado de compartir sus textos por fascículos altruistamente, pero sabe que al lector todo se lo debe: «Los lectores sienten que los libros son suyos y en parte lo son, porque son ellos los que nos han empujado a todas a llegar hasta aquí, adonde hemos llegado».  

Nació en Argentina, pero creció en España. Con 14 años se enamoró perdidamente de Crepúsculo y Harry Potter, voraz lectora, y a partir de ahí empezó a escribir sus propias historias. «No tenía dinero para comprarme todo lo que quería leer y me arranqué a escribir para leer mis propios textos», cuenta. Con ya tres libros finiquitados, intentó primero publicar por el método tradicional, pero todo eran puertas cerradas. Oyó hablar de Wattpad y allí que se lanzó. Todo fue a partir de entonces sobre ruedas. Montena se hizo con su famosa trilogía al completo, y luego vinieron Enfrentados (Marfil y Ébano) y la saga Dímelo (Dímelo bajito, Dímelo en secreto y Dímelo con besos). Tras un bloqueo creativo durante la pandemia, la inspiración regresó en Bali y de ahí nació su nuevo universo. La primera entrega, 30 sunsets para enamorarte, acaba de llegar a las librerías. 

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