El músico irlandés regresa a Galicia para presentar en directo su nuevo disco y el documental «The Camino Voyage»
14 jun 2024 . Actualizado a las 17:48 h.Tiene una sólida carrera que le ha llevado a compartir escenario con Eddie Vedder (Pearl Jam), o Bob Dylan. Hasta tiene un Óscar por la banda sonora de Once, película que también protagonizó. Pero Glen Hansard no pierde oportunidad de coger su guitarra y ponerse a tocar en la calle. «Es más real», dice este irlandés que acaba de sacar nuevo disco —All That Was East is West of Me Now— y que hace unos años se embarcó junto a «un grupo de chiflados» en Dublín para hacer el Camino de Santiago por mar a bordo de una embarcación tradicional construida por ellos mismos. Una locura —2.500 kilómetros a remo— que marcó su vida para siempre y de la que ha salido un documental, The Camino Voyage, que se proyectará el miércoles a las 18.00 horas en el Numax, en Santiago, antes del concierto que ofrecerá en la Sala Capitol dentro del ciclo Voices.
—Toda una aventura, la del Camino.
—Fue algo absolutamente increíble. Éramos simplemente cuatro tíos en un bote sin dinero, sin cama y sin quejas. Cada noche nos acercábamos a un puerto, a menudo pueblos pequeños, de Cantabria, Asturias o Galicia, y nadie nos creía que veníamos de Irlanda remando en ese pequeño bote. Yo sacaba la guitarra y no tardaban en invitarnos a algo en un bar e incluso a dormir. Siempre nos sentimos enormemente bienvenidos. En los dos años que tardamos desde que dejamos Dublín y llegamos a Santiago, ninguno de nosotros tuvo jamás que enseñar el pasaporte en ningún lado. Era como vivir en otra época.
—Ese es el espíritu del Camino, ¿no?
—Exacto. Pero mira, las comunidades pesqueras de todo el norte de España no pudieron ser más acogedoras. Nos daban consejos y nos advertían sobre las condiciones meteorológicas. Y eso que los chalados con los que viajaba solo hablaban irlandés. Eran los más profundos hombres celtas que puedas conocer. Pero aprendí muchísimo de ellos. Aparte del nacimiento de mi hijo, fue sin duda la más intensa e importante experiencia de toda mi vida. Y no creo que vaya a superarla.
—Tu nuevo disco tiene un extraño título: «All That Was East is West of Me Now».
—Hace referencia a esa aventura del 2016 y mi estancia en España. Ahí me di cuenta de que había cruzado la mitad de mi vida, que tenía menos por delante de lo que llevaba detrás de mí. Fue como una especie de revelación que me hizo pensar que sería mejor hacer algo bueno con el tiempo que me quede.
—Suena más crudo, más roquero, más guitarrero que los anteriores. ¿Fue algo intencionado buscar ese sonido?
—Hay algo de cabreo en estas canciones, y ese sonido duro es la forma natural de expresarlo. Pero no es algo nuevo para mí, toqué mucho rock con The Frames. Hacer este disco fue como ponerme un traje viejo que hacía años que no me ponía.
—Otra conexión que tienes con Galicia es a través del grupo Escuchando Elefantes, que han hecho una versión magnífica de «Lay me Down» de The Frames.
—Les conocí mientras estaba haciendo ejercicio una mañana, en San Sebastian, antes de un concierto. Me los encontré en la calle y nos hicimos automáticamente amigos. Es que tenemos mucho en común. Ambos venimos de tocar en las calles.
—De hecho hay quien confunde tu historia real con la del protagonista de la película «Once», en la que interpretabas a un músico callejero.
—Tienen muchos puntos en común. Yo empecé a tocar en la calle con 14 años, y a los 20 empecé a dar conciertos, pero nunca dejé de tocar en la calle. Me encanta, y sigo haciéndolo. De hecho toqué mucho en España cuando hice el Camino. Me ayudó a hacer amigos, y también a conseguir algo de dinero. Es una declaración de intenciones, algo muy romántico. Es la manera más maravillosa de conocer el mundo. He tocado en las calles de Nueva York, de Los Ángeles... Cuando veo a un músico callejero, lo reconozco al instante, aunque esté sobre un escenario. Es una escuela maravillosa, tu voz se hace más fuerte y tu capacidad de comunicar se desarrolla muchísimo en la calle.
Santiago Sala Capitol, Miércoles 19, 20.30 horas, 28 euros