Estamos hechos de la materia de los sueños. Creo que era Shakespeare el que lo decía, aunque vaya usted a saber de dónde salen las citas que repetimos todo el tiempo. Llega un momento en que lo leído y lo pensado y lo vivido se mezclan de tal manera que es imposible separar la procedencia de cada cosa. La amalgama resultante se convierte en la sustancia que nos conforma, tan inaprensible e indescifrable como la de los sueños.
En mis sueños de esta noche, Ucrania bombardeaba Rusia. Cuando me desperté, los misiles habían salido empujados por el dinero de EE.UU. La noticia eran solo unas frases en los resúmenes diarios que leemos en los periódicos. Un poco más tarde, nadie hablaba del tema, al menos en la radio que me acompaña en las ceremonias de rutina de cada mañana. A pocas cosas somos tan fieles como a esa voz que escogemos para acompañarnos en la ducha, en el lavado de dientes, mientras calentamos la leche, aunque a menudo lo que dice ese coro nos resulte estridente y tendencioso. No sé si hay masoquismo en informarse a la contra o es una forma de acercarse al mundo desde tu revés. Hacer eso es fácil, más difícil es entender lo que está pasando, más allá de las consignas facilonas repetidas una y otra vez por unos y por otros. Con la guerra de Ucrania hay una curiosa unanimidad. Putin es el malo, Zelenski es el bueno, Europa tiene miedo y USA imagino que hace lo de siempre, buscar caladeros en los ríos revueltos. Quizás deberíamos seguir el rastro del dinero, pero resultó que la economía no lo era todo. Los grandes números van bien y a pesar de ello los gobiernos tienen problema para mantenerse.
En fin, que la realidad se hace abstrusa y provoca desazón, mejor bucear en los sueños o en la literatura que acaba siendo uno. Algunos, en lugar de escribirla, la viven, como Arthur Craven, boxeador y poeta, un personaje tan real como imposible. Periférica ha publicado sus Cartas de amor a Mina Loy. Hay amor, pero sobre todo desesperación. Cómo hacer que todo encaje. La idea que tienes del mundo con lo que el mundo te ofrece. Poco antes de desaparecer sin dejar rastro escribió: «Yo estaba lleno de mentiras, y ya no quiero vivir más en la verdad».