Ferrol se lanza a la fabricación de la fragata del futuro

Beatriz García Couce
Beatriz Couce FERROL / LA VOZ

LA GALICIA ECONÓMICA

CEDIDA

Navantia salva este miércoles el hito constructivo inicial del contrato, al cortar la chapa de la primera F-110, en una ceremonia presidida por Pedro Sánchez

06 abr 2022 . Actualizado a las 16:03 h.

En materia de fragatas, el futuro se convierte este miércoles en un presente prometedor para el astillero ferrolano. El primer buque de los cinco que construirá Navantia para la Armada española comienza a ser una realidad, con el primer gran hito en el proceso de fabricación: el corte de la primera plancha de acero, en una ceremonia para la que se desplazará a la urbe naval el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez.

El contrato, presupuestado en 4.325 millones de euros, tendrá un plazo de ejecución de diez años. La primera F-110 crecerá desde ahora en los talleres hasta que, en alrededor de año y medio, se lleve a cabo la puesta de quilla en la grada, que dará paso al crecimiento del barco en esta infraestructura. Si las previsiones que maneja Navantia actualmente se cumplen, la Armada contará con la primera unidad a principios del 2027, mientras que la última de la serie pasará a integrar la flota naval española en el 2031.

El contrato de las F-110 está llamado a convertirse en un revulsivo para la industria naval de la ría ferrolana, que padece desde hace más de un año la ausencia de nuevos encargos de construcción de barcos. Es una obra que supondrá más de 20 millones de horas de trabajo y que ya deja un reguero de pequeños contratos en las compañías complementarias. Maessa Naval, Nervión y Tubacer son las primeras firmas complementarias que intervendrán en la construcción, ya que prestarán tareas de aceros.

Desde el ámbito público se ha insistido en los últimos años en que el mayor encargo de construcción de buques que ejecutará la antigua Bazán en Ferrol generará ocupación para unas 7.000 personas, entre empleos directos, auxiliares e indirectos, aunque la media anual rondará las 3.500, una vez que la obra coja velocidad de crucero.

La bautizada como fragata del futuro, que vendrá a sustituir a las fragatas de la clase Santa María, serán una de las puntas de lanza de Navantia, ya que incorporarán las nuevas tecnologías 4.0. 

Características

Así, estos buques de escolta tendrán más capacidades antiaéreas y antisubmarinas que sus predecesoras, las F-100, también construidas en Ferrol. Entre sus características técnicas destacan sus 145 metros de eslora (largo); 18,6 de manga (ancho) y su planta propulsora híbrida, que las configura como un buque silencioso. La dotación de los buques será más reducida que la de las actuales fragatas de la Armada y estará formada por cerca de 150 personas.

Una de las innovaciones que presenta el programa de las F-110 -que tiene un elevado componente nacional- es el gemelo digital, una réplica del barco en realidad virtual, que recibirá datos en tiempo real de todos los sensores del buque, lo que ayudará en la toma de decisiones para la solución de problemas cuando se produzcan y también en el mantenimiento predictivo.

Además, los navíos incorporarán tecnologías de fabricación adictiva, que permitirán a la dotación producir sus propios repuestos. Tendrán cubierta de vuelo y hangar para helicópteros, además del denominado espacio multimisión, que tendrá capacidad para portar drones marinos -como el Vendaval, de diseño de la compañía- o aeronaves, además de poder albergar contenedores con ayuda humanitaria o medicinas y pertrechos, en el caso en el que fuese requerido el buque para su uso en catástrofes civiles.

Con todas estas innovaciones, la empresa pública que preside Ricardo Domínguez aspira a volver a conquistar éxitos en el mercado de las fragatas, en donde se le han resistido los contratos en los últimos años.

Las F-110 -serán bautizadas como la clase Bonifaz- llevarán el nombre de marinos ilustres: La F-111 será Almirante Bonifaz; la F-112, la Roger de Lauria; la F-113, Menéndez de Avilés; la F-114, Luis de Córdova, y la F-115, Barceló. 

Un programa acompañado de la reforma de las instalaciones

El comienzo de la construcción de las fragatas F-110 abre una nueva época para el sector naval de la ría, no solo porque se pone en marcha un macropedido, sino porque irá acompañado de una transformación de las tecnologías que hasta el momento se han utilizado en el naval público y también de parte de las infraestructuras. Así, durante la ejecución de este pedido, Navantia invertirá cien millones de euros en la construcción de un nuevo taller de bloques, en el que se construirán las secciones en las que se dividen los buques -en el caso de las F-110, son 33- de forma más automatizada, en menor tiempo y, consecuentemente, a menor coste.

No obstante, el proyecto de reforma inicial de la factoría ferrolana incluía también la construcción de un dique seco, con capacidad para construir una fragata y media al mismo tiempo, pero por el momento, el presidente de la compañía ya ha zanjado toda posibilidad de que vaya a acometerse con la situación financiera de la empresa, que no ha abandonado los números rojos en los últimos años.

Emilio García Juanatey: «Comezamos a achegarnos a unha carga de traballo de normalidade»

El arranque del corte de chapa para las fragatas F-110 en el astillero ferrolano es acogido con ilusión por el presidente del comité de empresa de Navantia Ferrol, Emilio García Juanatey. «É moi importante para nós, porque significa o inicio da producción. Tivemos e temos moito traballo en enxeñería, pero agora arranca o proceso industrial no que están implicadas as empresas auxiliares, e iso é moi importante para toda a comarca de Ferrolterra», manifestó Juanatey. 

Según el presidente del comité, el último año y medio fue bastante duro para las auxiliares, porque la obra de mayor dimensión que ha llegado a la división de reparaciones del astillero local es la modernización de la plataforma canadiense Terra Nova, perteneciente a la compañía Suncor, y que está dando empleo a 800 trabajadores. «Có inicio da produción das fragatas F-110 comezamos a achegarnos a unha carga de traballo de normalidade», apuntó, añadiendo que a finales del presente año estarán trabajando en el astillero unas 1.200 personas.

Pero el comité de empresa también tiene solicitada una entrevista con el presidente de Navantia, Ricardo Domínguez, para arrancar el compromiso de la empresa pública de gestionar más carga de trabajo y también las inversiones necesarias que permitan que el astillero pueda competir a nivel internacional en buenas condiciones.