TERESA RIVERO
28 abr 2002 . Actualizado a las 07:00 h.El Rayo dio un paso de gigante en sus aspiraciones de mantener la categoría, tras derrotar por 4-2 al Athletic de Bilbao, en un encuentro en el que los franjirrojos explotaron al máximo las carencias defensivas que evidenció el apático equipo vasco. El conjunto vallecano se presentaba por primera vez ante su afición en muchos meses fuera de los puestos de descenso, y eso se notó en la intensidad con la que los madrileños actuaron en el arranque del encuentro. Sin abandonar el fútbol directo, que tan buenos resultados ha dado a los de Gregorio Manzano en la segunda vuelta, el Rayo Vallecano saltó al terreno de juego con una marcha menos de lo que lo hiciera ante Deportivo, Barcelona o Valencia, sus víctimas más célebres. Sin embargo, y pese al ritmo más pausado con el que se movió el cuadro vallecano, los franjirrojos gozaron, a causa de la endeblez defensiva de los bilbaínos, de un mayor número de ocasiones de gol de las que disfrutó en aquellos encuentros. El Athletic de Bilbao justificó su condición de equipo más goleado de la Primera División, y así antes de cumplirse el primer minuto de encuentro Roberto Peragón, un jugador que apenas debe superar el metro sesenta, remataba de cabeza dentro del área chica ante la absorta mirada de los centrales rojiblancos. Una pésima señal, porque a partir de ahí los vallecanos fueron mayores amos y señores de la situación. El cuadro vasco se mostró tímido y sin fuelle.