27 may 2006 . Actualizado a las 07:00 h.
El afán de protagonismo mediático jugó ayer una mala pasada a la ministra de Cultura, Carmen Calvo, quien parecía querer conquistar su minuto de gloria al ser la primera en anunciar que la célebre tonadillera, Rocío Jurado, había sufrido un infarto cerebral que agravaba su estado de salud. Ante la alarma que tal anuncio desató en el circo del cuore, tanto el médico que cuida de la diva como Ortega Cano, su marido, se vieron en la necesidad de desmentir que este extremo se produjera. La situación de la Jurado es ciertamente delicada, pero la está sobrellevando con una entereza ejemplar que merece el mayor respeto por parte de todos, lo cual también incluye a quien ejerce un cargo público de tanta importancia como el ministerio de Cultura.