Un pequeño municipio de poco más de 5.000 habitantes. Así es A Cañiza. Con sus límites de velocidad de 50 y su ritmo tranquilo del día a día. Aquí no hay zona azul ni grúa municipal, los coches paran un momento junto a las tiendas por los recados y los camiones de reparto son los únicos gigantes que se cuelan entre sus calles. Hasta ahora.
Desde ayer sus viales urbanos se han convertido en la arteria principal de la costa sur gallega con la Meseta. Toda una responsabilidad que sobrelleva como puede, con la colaboración de sus dos únicos policías locales. «Las calles tienen que estar lo más despejadas posible, nada de coches parados junto al arcén porque puede colapsar la N-120», recuerda uno de los dos agentes mientras cumple con su horario de lunes a viernes. A pesar de todas estas precauciones, en cualquier momento puede estallar la línea de camiones y vehículos pesados que cruza entre los bares y tiendas locales.
Prioridad al colegio
La calma pende de un hilo, fácil de agitar. Todo tiembla cuando llega la hora de entrar en el colegio infantil. La policía tiene orden de darles prioridad, así que hay que parar el tráfico procedente de la autovía para que los autobuses escolares y los coches particulares puedan llegar a la aulas. «Lleva unos veinte minutos y lo tenemos que hacer también a primera hora de la tarde, entonces las retenciones son kilométricas», asiente el agente que vigila la primera mañana después del corte del túnel de Folgoso. «Esta vez la cosa está tranquila, la gente del concello estaba muy concienciada y evita, si puede, coger el coche. Lo peor es el fin de semana, hay mucho más tráfico y nosotros no trabajamos», apuntan desde la plantilla policial de A Cañiza.
El compromiso del alcalde, César Mera, con el subdelegado del Gobierno, Delfín Fernández, es que en los próximos días la Guardia Civil de Tráfico colabore para agilizar la circulación en el municipio, sobre todo el fin de semana. Mientras, a los particulares y transportistas les toca cruzar los dedos o rendirse a la pérdida de tiempo en el trayecto y probar uno de los famosos bocadillos de jamón. «El cruce de un solo peatón puede llevar el caos a la circulación y multiplicar las colas de coches», recuerdan los agentes de la comarca de A Paradanta. Para muestra, un botón: a las 19.50 un accidente de un camión que perdió parte de su carga agravó las retenciones en la N-120 poco después del desvío.