El fuego no da tregua a Ourense, donde se lucha por apagar cuatro nuevos incendios

Mario Beramendi Álvarez
mario beramendi SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

En el incendio declarado en el concello de Piñor se calcinaron 90 hectáreas

07 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La provincia de Ourense, que ha registrado en la última semana una veintena de incendios de más de 20 hectáreas, afronta desde la madrugada del jueves cuatro nuevos fuegos que los medios de extinción luchan por sofocar. Medio Rural informó ayer de que en la parroquia de Corna, en Piñor, las llamas han arrasado 90 hectáreas, y que en Amoeiro, Bande y Vilar de Barrio permanecen activos focos que, por ahora, han calcinado 25, 37,5 y 40 hectáreas, respectivamente. Entre los cuatros suman una superficie devastada que roza las 200 hectáreas, lo que significa que en poco más de una semana, las llamas han destruido ya 1.600, el 12,5 % de lo arrasado entre enero y septiembre.

Las condiciones adversas, marcadas por una extrema sequedad del suelo, favorecen la actividad delictiva, cuyo repunte coincide justo con el final de la campaña. Las consecuencias de la falta de precipitaciones tienen su reflejo en las dificultades que hallan los medios de extinción para apagar definitivamente los incendios. Ayer mismo, medio aéreos y terrestres luchaban todavía para extinguir

el fuego declarado el pasado domingo en Monterrei, que ha calcinado 200 hectáreas. Y lo mismo ocurría con los dos incendios de Viana do Bolo, que se iniciaron entre el domingo y el lunes, y que ayer no estaban todavía extinguidos. Las llamas han arrasado en ambos fuegos 268 hectáreas. Las previsiones de tiempo seco para los próximos días -al menos hasta el martes de la semana que viene- mantienen en alerta a los medios de la Xunta ante el alto riesgo de incendio en muchas comarcas del interior de Lugo y Ourense.

En alerta máxima se encontraban ayer gran parte de los ayuntamientos del sur de Pontevedra y casi toda la provincia de Ourense. Un nivel que se mantendrá los próximos días y que viene determinado, en gran medida, por el estado del suelo, por la existencia de biomasa forestal y por la presencia de viento.