El pontevedrés reiteró su coartada de que estaba en otro lugar
20 jul 2012 . Actualizado a las 07:00 h.Cuando falta menos de un mes para cumplirse el segundo aniversario de la desaparición de Sonia Iglesias, el juez de instrucción ha imputado a su compañero sentimental. Por primera vez, Julio Araújo prestó declaración ayer ante el magistrado en su despacho del edificio de los juzgados de A Parda acompañado por un abogado.
Del resultado de esta larga comparecencia -duró unas dos horas y media- apenas ha trascendido nada, ya que el procedimiento sigue declarado secreto. En todo caso, distintas fuentes manifestaron que la pareja de Sonia Iglesias, y padre del hijo que tienen en común, mantuvo su coartada: que en el momento de la desaparición él se encontraba en otro lugar.
La imputación supone todo un cambio en la estrategia de la investigación. Hasta ahora los interrogatorios a Julio Araújo habían sido conducidos por policías nacionales y tuvieron como escenario la comisaría. Todo parece indicar que la imputación obedece a que el magistrado intenta despejar las supuestas contradicciones en las que habría incurrido en sus comparecencias policiales. Se trata de algo que ya se había apuntado meses después de que la pontevedresa no se hubiera presentado en su puesto de trabajo en Massimo Dutti. El responsable policial de la investigación, el comisario Serafín Castro, reconoció ese extremo, si bien no señaló directamente a Julio Araújo.
Tal vez por ello, el juez tiene intención de relanzar la investigación con nuevos interrogatorios a personas relacionadas con el caso y allegados de la pareja.
Las fuentes consultadas no dejaron pasar por alto el simbolismo de las fechas en las que se ha producido la imputación. Señalaron que a Julio Araújo se le comunicó la cita con el juez el mismo día en el que se cumplían veintitrés meses de una desaparición que la policía no dudó en calificar de «inquietante».
Esta se produjo el 18 de agosto del 2010. Aquella mañana Julio y Sonia desayunaron en un bar próximo a su domicilio para, acto seguido, dirigirse hacia una zapatería del casco urbano pontevedrés donde dejó a arreglar unos zapatos. A partir de este momento, las diez y cuarto de la mañana, es cuando se le pierde la pista a la pontevedresa, aunque sus conocidos no son conscientes de su ausencia hasta que, a la una y media de la tarde, no acudió a su trabajo.
Oculto en un coche
Tras prestar declaración ante el juez, Julio Araújo abandonó los juzgados aparentemente oculto en un turismo. Ese coche lo fue a buscar a la parte trasera del edificio judicial, área que en un principio se encuentra reservada a vehículos autorizados, para luego salir a gran velocidad del lugar.