Ni la presidenta del Parlamento, Pilar Rojo, hizo ayer el más mínimo gesto para modificar su decisión de quitarle a los grupos políticos la posibilidad de llevar a invitados a los plenos de la Cámara, ni tampoco los grupos de la oposición dieron muestras de modificar la decisión conjunta que escenificaron el pasado martes con un plantón en la sesión plenaria.
Rojo ya dejó claro que los incidentes registrados en el recinto parlamentario la ratifican más en su decisión, por entender que era muy «oportuna». En cambio, está por ver si los diputados tampoco se incorporarán con normalidad a sus escaños en las sesiones ordinarias del mes de febrero. Tanto en el grupo de Alternativa Galega de Esquerda (AGE) como en el Bloque Nacionalista Galego (BNG) están decididos a mantener las medidas de presión, si bien las fuentes consultadas en el grupo del PSdeG-PSOE dan por hecho que depondrán esta actitud si Pilar Rojo se aviene a dialogar con los grupos de la oposición y a modificar lo que entienden es una «decisión unilateral».
Méndez Romeu ya dejó claro ayer que se necesita una solución en la que todos estén «cómodos» y espera que se produzca.