Nuevas batallas en la vieja guerra de los localismos

Elisa Álvarez González
Elisa Álvarez SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

El último cruce de declaraciones entre el regidor olívico y el de Santiago agrava las relaciones entre las urbes gallegas

18 ago 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Un alcalde debe defender y reivindicar su ciudad ante todo, pero las principales urbes gallegas han llevado esta máxima al extremo. La capitalidad, la universidad, facultades estrella, los aeropuertos, no hay infraestructura o servicio que no provoque recelos en quien no la tiene. Y aunque estén repartidas, como ocurre con los tres aeropuertos y los siete campus -en este caso no quedó ninguna de las principales ciudades sin él-, siempre hay motivo para la queja, incluso aunque en ambas capitales gobierne el mismo partido.

La espita la abrió esta semana el regidor de Vigo, Abel Caballero. El socialista quiere para su ciudad, la principal en habitantes, los dos millones de euros que se lleva Compostela por ser capital de Galicia. Su planteamiento, «de lógica impecable», apuntó el alcalde, no encontró el agrado de su homólogo en Santiago, el popular Ángel Currás. Hasta el punto de que amenazó con declarar a Caballero «persona non grata», si no cesa en sus ataques a la ciudad.

La capitalidad ya no da a estas alturas mucho de sí, pero siempre quedan los aeropuertos. Unas cinco mil personas acudieron en junio a una manifestación convocada por el gobierno local en Vigo para reclamar ayudas a Peinador. El alcalde criticaba en aquella ocasión no solo los fondos de la Xunta a Alvedro y Lavacolla, sino incluso las del Gobierno luso a su aeropuerto de Oporto. En aquella ocasión, aun llevando la misma camisa, cada uno defendió lo suyo. Sánchez Bugallo, exalcalde de Santiago y socialista, respondía al olívico que no hubo diferencia en ayudas pero sí en resultados, más rentables en el caso de Lavacolla que en el de Peinador. La cruda realidad es que mientras cada regidor se rasga las vestiduras por los recursos que reciben las otras terminales, en el 2012 perdieron 585.000 viajeros, y en el primer cuatrimestre del 2013 se dejaron otros 103.000 pasajeros.

Café para todos

La política del localismo que tanto rédito electoral obtiene en Galicia tuvo un ejemplo claro en la apertura del mapa de titulaciones del año 2003. La niña bonita era en aquel caso Comunicación Audiovisual, no había crisis, y se optó por el café para todos, es decir, se implantó en las tres universidades gallegas.

No ocurrió lo mismo con Medicina, una de las carreras estrella del sistema universitario. En este caso fue A Coruña, con Javier Losada como regidor, quien batalló por el segundo ciclo de esta carrera en el 2009. Ya Meilán Gil como rector de la universidad había librado su particular batalla. En este caso Vigo se mantuvo en segundo plano, exigiendo los mismos derechos que A Coruña pero sin llevar la voz cantante. Al final, y teniendo en cuenta que ya no estaban los tiempos para repartir recursos con alegría, Medicina se quedó en Santiago con la docencia clínica distribuida entre las tres instituciones. También entonces los dos alcaldes implicados en la defensa de sus intereses eran del mismo partido, Bugallo y Javier Losada.

Los medios de transporte siempre han sido motivo de riña localista. Las paradas del AVE lo fueron. Alta velocidad sí, pero que pare en mi ciudad. Se reclamó para Vigo, pero finalmente el trazado Madrid-Santiago no incluye a la ciudad olívica. El Gaiás también estuvo en el punto de mira. El alcalde de A Coruña, Francisco Vázquez, advertía en 1999 del despropósito de un proyecto que, como es de suponer, no estaba en su ciudad.

El trazado del AVE y el Gaiás también generaron críticas por su ubicación

Los aeropuertos y las universidades son el paradigma del minifundismo político