Todo indica que, lejos de sumar fuerzas, la competición para quedarse con la exclusiva del independentismo gallego está servida
21 oct 2013 . Actualizado a las 07:00 h.Hace dos semanas tuvo lugar en el Congreso un debate que pasó desapercibido, pero que tuvo un notable interés político. Tres partidos nacionalistas, BNG, Amaiur y ERC, se aliaron para defender el derecho a la autodeterminación y a la independencia de Galicia, País Vasco y Cataluña. Como no podía ser de otra manera, los votos del PP y los del PSOE tumbaron la propuesta, que pasó así a mejor vida, como todas las que han planteado en el Congreso la autodeterminación o, en su versión, eufemística, el derecho a decidir.
Pero lo interesante no fue el resultado de la votación, sino la manera en la que se condujo la sesión. En lugar de en un choque entre los nacionalistas y el Gobierno, el debate degeneró en una pugna entre nacionalistas por demostrar cuál de ellos tenía mejor pedigrí independentista.
Se pudo ver, por ejemplo, al portavoz de CiU reprochando a ERC el que llevara al Parlamento una propuesta de autodeterminación sin consensuarla previamente con su partido, que tiene ahora, al parecer, la patente de ese tipo de reivindicaciones. Lo mismo hicieron los representantes de ICV, que dejaron claro también que apoyan el derecho a decidir de Cataluña, pero no admiten lecciones de ERC. Hasta tres partidos catalanes apoyando el derecho a decidir, pero discutiendo agriamente entre ellos.
Llegó el turno del PNV. Y su portavoz enarboló un sesudo discurso en el que vino a decir que el PNV es prácticamente el inventor de la reclamación del derecho a la autodeterminación del País Vasco. Y que, por tanto, Amaiur no era nadie para llevar esa propuesta al Congreso porque era algo así como un advenedizo. El peneuvista dejaba claro también que su partido apoyaba la propuesta, pero rechazaba las formas. Su principal interés era claramente desmarcarse de Amaiur para defender su propio terreno político. Dos nacionalistas vascos a la greña en el Congreso.
Cuando la portavoz del BNG subió a la tribuna, casi parecía huérfana de un rival político en las filas del nacionalismo gallego. Y tuvo que conformarse con el aburrimiento de lanzar reproches al Gobierno centralista. La encuesta que ayer publicaba La Voz augura que esa situación puede cambiar pronto. Y que dentro de poco podrían ser dos los partidos que defiendan en el Congreso el derecho a la autodeterminación de Galicia. Pero todo indica que, lejos de sumar fuerzas, la competición para quedarse con la exclusiva del independentismo gallego está servida.
Lo que el debate sí dejó claro fue un dato estadístico. De entre los 350 diputados del Congreso, 22 parlamentarios catalanes defienden el derecho a la autodeterminación de Cataluña. Once diputados vascos, el del País Vasco. Y solo dos diputados gallegos, el de Galicia. Cifra esta última que, ocurra lo que ocurra, no tiene visos de crecer excesivamente en el 2015.