Hasta ahora el grado 3 era el más alto, a partir de 25 víctimas
13 mar 2014 . Actualizado a las 18:38 h.El 061 cuenta con un plan de emergencias sanitarias cuyo nivel más alto es el 3, que implica catástrofes con más de 25 víctimas. A raíz del accidente de Angrois y los 156 heridos atendidos, la fundación pública estudia ya «que puede ser conveniente otro nivel para una catástrofe», explicó el responsable de la Fundación 061, José Antonio Vázquez. No es la única lección aprendida de esta tragedia, como se reflejó en la jornada sobre incidentes de múltiples víctimas que organizó el 061 en Santiago, y en el que se relataron las experiencia no solo de Angrois, sino también del 11-M y del accidente de Spanair. Otro de los cambios que ya se ha materializado es el sistema de comunicaciones a todo el personal del 061 mediante SMS, por lo que si sucede una catástrofe, de forma automática se ofertaría a todos los trabajadores la posibilidad de incorporarse al servicio. El pasado 24 de julio esta incorporación se hizo de forma voluntaria por parte del personal, que prácticamente se enteró en su mayoría a través de los medios de comunicación.
Vázquez añadió la importancia de que el personal de atención primaria esté también formado en catástrofes y conozca el protocolo del 061, mientras que como aspectos mejorables se destacó en esta jornada la necesidad de mejorar los signos externos identificativos del personal destinado en el lugar de la tragedia, la coordinación entre equipos de distintos servicios de emergencia o la necesidad de vías de comunicación más rápidas y eficientes.
Spanair, «un auténtico drama»
Más crítico con la gestión fue el director del Summa 112 en Madrid, Pedro Martínez Tenorio, al detallar la atención a las víctimas del accidente del avión Spanair en agosto del 2008. Al estar en una zona de nula visibilidad, los recursos que se desplazaron fueron desproporcionados, ya que solo había 18 heridos -154 eran fallecidos- y además llegaron ambulancias de otras comunidades sin avisar. También cuestionó la forma de comunicar los fallecidos a los familiares en la T4 de Madrid, que calificó de «auténtico drama», ya que se reunió a todos los allegados y se leyó el listado de supervivientes. Fernando Prados, del Samur madrileño, relató la experiencia del 11-M insistiendo en la importancia del entrenamiento en catástrofes y cuestionando la clasificación de heridos mediante tarjetas.