Objeta que el Ejecutivo carga el coste de la recuperación sobre los ciudadanos
05 ago 2014 . Actualizado a las 07:00 h.Los todavía tibios indicios de mejora que apuntan los indicadores macroeconómicos empiezan a mudar la orientación del debate político. El Gobierno de Feijoo, convencido de la luz al final del túnel, persevera en la estrategia de control del déficit público y de la deuda, como receta para consolidar la línea de crecimiento de la economía y de creación de empleo. Y la oposición ya no teme hablar de recuperación. Pero alerta de que, con esa estrategia, la Xunta insiste en cargar el coste de la salida de la crisis sobre los ciudadanos, con recortes añadidos a los que han mermado servicios básicos como la educación, la sanidad o la dependencia.
Estas diferencias afloraron ayer en el Parlamento, al hilo del debate sobre el techo de gasto de la Xunta para confeccionar los Presupostos del 2015, que el PP aprobó en solitario. La conselleira de Facenda, Elena Muñoz, defendió un molde continuista que puede parecer contradictorio con el crecimiento que vaticina el Ejecutivo. Esa capacidad de gasto se situará en el 2015 en 8.436 millones, 20 menos que este año. Aunque será superior en 46 millones al importe de las cuentas en vigor, quedará 3.357 por debajo del Presuposto que Feijoo heredó del bipartito en el 2009. Muñoz incidió en que permitirá afianzar el crecimiento de la economía gallega, con la previsión de que el año que viene repunte un 1,8 % y la tasa de paro baje al 20,3 % (1,4 puntos menos). Recalcó que, además de estabilizar el gasto, la Xunta moderará el recurso al endeudamiento, que en el 2015 reducirá en 170 millones (un 30 % respecto a la deuda asumida este año). Consideró Muñoz que la evolución de la economía y de las políticas públicas «demostra que o déficit descontrolado leva á recesión e ao paro», mientras que «o control do déficit público e da débeda é o que está permitindo a Galicia saír da crise».
Una deuda de 13.000 millones
Los grupos de la oposición hablaron menos de los resultados económicos del recetario que sigue el Ejecutivo de Feijoo y más de sus peajes sociales. PSdeG, AGE y BNG coincidieron en vaticinar más recortes donde la Xunta pronostica la confirmación de un ciclo ascendente. El portavoz parlamentario socialista, José Luis Méndez Romeu, denunció que «son os traballadores, activos e parados, os que teñen pagado este enorme prezo da recuperación». Méndez, que abogó por un techo de gasto «dacordo coas necesidades sociais e non coas oportunidades electorais», cifró la deuda de Galicia en 10.000 millones, que elevó a 13.000 con los compromisos contraídos con las concesionarias de obras con sistema público-privado: autovías Santiago-Brión, Barbanza, O Salnés, conexión de la A-52 con Celanova y Costa da Morte, y nuevo hospital de Vigo. Sostuvo que Feijoo no puede hablar de solvencia cuando la deuda de la comunidad creció un 250 % desde su llegada al poder.
Por AGE, Xabier Ron recriminó el techo de gasto como una «guillotina imposta», y arremetió contra el discurso de la Xunta. Además de repasar las consecuencias de los ajustes aplicados desde el 2009 sobre los servicios esenciales, el diputado reprobó la sumisión de Benestar ante los recortes que impone el Gobierno de Rajoy en las prestaciones de la dependencia. En ese sentido, se hizo eco de las cartas que la consellería ya está remitiendo a los que reciben ayudas de libranza por servicio comunicando ajustes que en muchos casos implican fuertes rebajas en la cuantía.
BNG: «España lévanos á ruina»
El portavoz del BNG en la Cámara, Francisco Jorquera, culpó al Gobierno de «reducir os servizos sociais coa complicidade da Xunta». Sacó a colación las balanzas fiscales elaboradas por Hacienda (que otorgan a Galicia un saldo de 3.240 millones y a Madrid un déficit de 16.723), y proclamó que «España lévanos á ruina».
Por el PP, Pedro Puy, que ironizó sobre la ausencia de Beiras en el pleno, abundó en el anuncio de la conselleira de que los próximos datos confirmarán cuatro trimestres seguidos de crecimiento económico en Galicia.