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Fomento halla fallos en revisiones de trenes y lanza un plan para evitarlos

Pablo González
pablo gonzález REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

XOÁN A. SOLER

En el Alvia que descarriló en Santiago se detectaron siete errores de mantenimiento. La Agencia de Seguridad quiere desterrar estos defectos

17 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria (AESF), creada recientemente en el ámbito administrativo del Ministerio de Fomento, pero en principio independiente, ha lanzado una serie de recomendaciones para evitar que se produzcan fallos en el mantenimiento de los trenes que circulan por la red ferroviaria española. Estas consignas técnicas, de obligado cumplimiento por el sector, surgen «como consecuencia del análisis de algunos incidentes ocurridos en la red ferroviaria de interés general», se asegura en una de las cuatro circulares que fueron redactadas en su momento por la Dirección General de Ferrocarriles, cuyas funciones, incluidas estas recomendaciones, asume ahora la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria.

Así, aunque no se menciona de forma explícita, en el accidente más grave y reciente, el de Angrois, que provocó 80 muertos, una auditoría independiente detectó siete fallos de mantenimiento en las ruedas del Alvia accidentado. Aunque por el momento el perito encargado cree que estos defectos no tuvieron una influencia directa en el accidente, la auditora concluyó que una de las ruedas no era apta para circular y otra de la cabeza motriz carecía de frenos. Defectos todos ellos no atribuibles al descarrilamiento.

Aunque no se mencionan los incidentes que dieron lugar a estas directivas, la AESF asume que «una correcta y temprana identificación» de defectos y averías que pueden presentarse en los componentes y elementos de seguridad del material rodante «puede evitar algunos sucesos».

En primer lugar, las directivas de la AESF obligan a las empresas encargadas de las inspecciones y el mantenimiento a informar a las partes interesadas si detectan «un riesgo de seguridad relevante», para que estas puedan adoptar «las medidas correctoras necesarias para garantizar la seguridad permanente del sistema ferroviario».

Se les obliga también a tener una serie de procedimientos y planes de actuación que permitan identificar las posibles anomalías en el material rodante, así como las actuaciones posteriores para subsanar estos defectos. Los canales de comunicación entre la operadora, el administrador ferroviario y estas entidades encargadas del mantenimiento deben estar claramente detallados, se asegura en las pautas técnicas elaboradas por Fomento y firmadas por el entonces director general de Ferrocarriles, Miguel Pozo de Castro.

Averías futuras

El estudio de distintos incidentes en la red ferroviaria ha puesto de manifiesto que algunas acciones durante el mantenimiento de los trenes pueden ser el origen de futuras averías. En una de las recomendaciones se detalla que el contacto de los ejes con algún conductor eléctrico puede producir una huella «que con toda probabilidad generará una fisura superficial que podría ser el origen de la rotura del eje».

Los técnicos de la Dirección General de Ferrocarriles, ahora integrados en la AESF, también detectaron que el sistema de sujeción de los ejes en un torno -donde se moldean las ruedas de los ejes- «puede llegar a producir entallas o marcas, que podrían originar fisuras y, en consecuencia, la rotura del eje».

Estas y otras situaciones, se asegura en las recomendaciones, pueden ser evitables «si las operaciones de transporte, almacenamiento y manipulación de los ejes se llevan a cabo aplicando códigos de buenas prácticas» y las normas técnicas de mantenimiento. Para ello, recalca la Agencia, es necesario que el personal encargado de estas operaciones «tenga la competencia y cualificación profesional requeridas», sobre todo cuando intervienen en acciones «que inciden directamente en la seguridad en la circulación».

Inspecciones visuales

Alega la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria que estos defectos pueden identificarse mediante una «correcta» inspección visual, al tiempo que pide que se controlen los límites para la reparación o sustitución de los ejes, para evitar que estén «fuera de su ciclo máximo de mantenimiento».

También se recomienda incluir en los planes de mantenimiento de todos los vehículos el control por ultrasonidos, entre otras pruebas, sin esperar a la inspección más importante del año. Se considera una mala práctica que los operadores no cumplimenten los campos solicitados de los documentos de mantenimiento del tren.

Responsabilidad para las empresas

Los operadores ferroviarios delegan en empresas especializadas la inspección de su material rodante. Y Fomento quiere que estas empresas se responsabilicen totalmente del procedimiento, tal y como está previsto en la normativa de la Unión Europea. Así, la Agencia Estatal de Seguridad Ferroviaria, que asume la labor de control que realizaba la Dirección General de Ferrocarriles, detectó «aspectos mejorables» en los planes de mantenimiento de estas empresas.

Así, en algunos de estos planes se comprueba que «no se identifican la totalidad de las intervenciones requeridas o bien se identifican ausencias de determinadas operaciones». También se observó que algunas normas internas de mantenimiento «no aclaran o pueden llegar a introducir confusión por su escaso desarrollo». También se recuerda a estas empresas que, de acuerdo con las directivas de la UE, deben desarrollar procedimientos de evaluación de riesgo.