Una investigadora reconocida y aún en activo y una maestra jubilada que eran como hermanas
GALICIA

Aída Fernández Ríos nació en el seno de una familia trabajadora de la zona de Peniche e inició su carrera científica casi por casualidad
24 dic 2015 . Actualizado a las 05:00 h.Aida Fernández Ríos nació en el seno de una familia trabajadora de la zona de Peniche. Inició su carrera científica casi por casualidad. Comenzó a estudiar en la Escuela de Comercio, pero debido al débil estado de salud de su padre, se puso a trabajar muy joven en una imprenta. En su entorno la animaron a finalizar su formación en peritaje mercantil y acudió a clases de refuerzo en la Alianza Francesa. Allí conoció a una mujer que ya trabajaba en lo que sería el germen del Instituto de Investigaciones Marinas, bajo los soportales de O Berbés, y que le habló de su labor analizando especies marinas. A Aída le apasionó el tema y la experta le comentó que había unas oposiciones para ayudante y solo tenía que pasar un examen. Lo superó. Y le gustó tanto su trabajo que se apuntó a clases nocturnas para sacarse el bachillerato superior y seguir formándose. Ya no paró. Hizo los primeros años de la carrera de Biología en la Universidad de Vigo y los terminó en la de Santiago. Después logró plaza en el CSIC, del que llegó a ser directora.
El pasado junio se convirtió en la tercera mujer con plaza en la Real Academia Galega de Ciencias, y sus amistades le organizaron una gran fiesta. Estaban sus allegados pertenecientes a los diferentes círculos que ella frecuentaba, desde los de sus años en la Escuela de Comercio, a los del CSIC y la asociación Vigueses Distinguidos a la que pertenecía. «No sabíamos que sería su despedida», comenta, desolada, Chitina Villanueva, una de las personas que estuvo con ella aquel día y que la recuerda como un ser generoso y alegre.
El investigador Uxío Labarta conocía muy bien a Aída Fernández. Empezaron juntos hace 43 años en el Instituto de Investigaciones Marinas. «Hasta el viernes pasado estábamos allí porque en nuestro caso puedes trabajar hasta los 70 años. Era una persona muy capaz profesionalmente». Destaca el amplio reconocimiento internacional que obtuvo en el ámbito de la oceanografía y la define como «una persona encantadora, abierta y generosa. Una mujer integrada en la sociedad de Vigo».
Una de las mejores amigas de Aída Fernández era Rosa Fontaíña, portavoz de la Red vecinal de mulleres contra os malos tratos de Vigo. «Era especial, maravillosa, sensible, solidaria y entrañable. Siempre se daba a los demás, era conciliadora y positiva». Fontaíña también conoció a Amparo Costa. «Eran muy amigas, prácticamente como hermanas».
Amparo Costa Tenorio fue profesora de Lengua Castellana en quinto y sexto de primaria y directora del colegio vigués Rosalía de Castro. Coincidió en el mismo equipo directivo del actual director del centro, Rafael Gutiérrez. «Se jubiló hace siete cursos. Era una maestra en el sentido estricto de la palabra. Recuerdo que se encargaba personalmente de casi todos los asuntos». Destaca su amor por la lectura.
Decenas de mensajes volcados en las redes sociales por sus alumnos la recuerdan como una profesora creativa e imaginativa que les transmitió el amor por la lectura. Amparo dejó Coia para cuidar a su madre en Moaña.