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Si Rajoy consigue gobernar con la abstención del PSOE, Feijoo adelantará las gallegas para tratar de repetir la jugada
11 ene 2016 . Actualizado a las 08:05 h.El jeroglífico surgido de las urnas el 20 de diciembre parecía el culmen de la complicación política y se antojaba imposible de superar. Pero como todo es susceptible de empeoramiento, el matrimonio in articulo mortis contraído entre Junts pel Sí y la CUP ha situado a España en un escenario que se mueve ya directamente entre el caos y la locura. Aunque haya quien pretenda aparentar calma y serenidad, lo cierto es que nadie sabe nada sobre lo que puede ocurrir de manera inmediata y la situación es de desconcierto absoluto. Tanto Mariano Rajoy como Pedro Sánchez habían advertido a los suyos de que se prepararan para una clásica guerra de nervios política en la que la clave era aguantar impertérrito a la espera de que el rival tirara la toalla. Hasta finales de marzo, advertían en los cuarteles de Génova y Ferraz, no se iba a despejar el panorama. El líder del PP estaba convencido de que Sánchez acabaría sucumbiendo a la presión en el último minuto y que, antes de arriesgarse a que se convocaran unas nuevas elecciones en las que Podemos podría arrebatarle la jefatura de la oposición, se abstendría en la investidura para dejar que gobernara él. Pero el secretario general del PSOE, al contrario, estaba dispuesto a que Rajoy se cociera en su propia salsa tratando de formar Gobierno para poner luego a Podemos en la tesitura de apoyarlo como presidente o convertirse en el responsable de que Rajoy pudiera volver a gobernar si se repitieran los comicios. Y todos, por supuesto, daban por hecho que no había prisa en este proceso porque Cataluña estaba abocada a una nueva llamada a las urnas que enfriaría los ardores independentistas.
Todos esos planes se han ido lógicamente al garete una vez que Artur Mas ha preferido morir tratando de matar a España que hacerse él solo el harakiri. Y ahora todo son prisas. La perspectiva de que el país pudiera permanecer durante cinco meses con un Gobierno en funciones mientras en Cataluña se desata el aquelarre independentista con el Parlamento autonómico declarando la independencia y la Generalitat desobedeciendo cualquier sentencia del Constitucional ha desatado el pánico. Los socialistas empiezan a asumir que no les va a quedar más remedio que abreviar el teatrillo y facilitar que se forme un Gobierno en Madrid, sea el que sea. La duda es si echarse a un lado y dejar que Rajoy se queme en solitario luchando contra el soberanismo o jugar la baza estadista comprometiéndose en un Ejecutivo de legislatura corta, con el único programa de apagar el fuego independentista.
Pero la onda expansiva de este terremoto llega a todas partes, incluida Galicia. El cambio radical de panorama podría implicar un adelanto de las elecciones gallegas en función de como se desarrollen los acontecimientos. Si Rajoy consigue volver a ser el presidente del Gobierno con la abstención del PSOE, es obvio que Feijoo tardaría poco en convocar las gallegas para tratar de repetir la misma jugada en Galicia. Al PSdeG, que previsiblemente sería tercera fuerza en esos comicios, le sería imposible en esa situación darle el Gobierno de la Xunta a la coalición tripartita de las mareas que defiende la autodeterminación de Galicia. Y solo le quedaría abstenerse para que gobernara el PPdeG.
En Marea tiene muy difícil formar grupo en el Congreso
El sueño de la coalición tripartita entre Anova, Podemos y Esquerda Unida de conseguir formar un grupo parlamentario en el Congreso, que constituiría la primera agrupación propia de diputados gallegos en el Parlamento desde la Segunda República, está prácticamente imposible. Todo juega en contra de esa posibilidad, empezando por la obviedad de que Podemos y En Marea no se enfrentaron en las pasadas elecciones, como es preceptivo para formar grupos distintos, dado que Podemos estaba integrado en la lista tripartita. Ni al PP, ni al PSOE, ni tampoco a los grupos nacionalistas les interesa lo más mínimo que Podemos tenga cuatro grupos. Y será casi imposible que cedan en este punto.
El problema del PSOE no es la pérdida del voto joven
Veinte días después de las generales, en el PSOE no se han analizado todavía con rigor los resultados. O, mejor dicho, los análisis que se han hecho no tienen la más mínima relación con la realidad. Más allá de que se quiera convertir en histórico un resultado que solo lo es por ser el peor de la historia, los socialistas que saben de esto aseguran que, en contra de lo que se dice, el problema del PSOE no es que Podemos le haya arrebatado el voto joven, en donde en realidad los socialistas se siguen defendiendo. Al contrario, el verdadero drama es que al PSOE han dejado de votarle los que tiene en torno a los 50 años, que eran su fuerte. Es decir, los jóvenes de la transición. Y eso es mucho más grave.
Beiras intentará cumplir su sueño de presidir la Xunta
En el mejor de los casos, quedan nueve meses para unas elecciones gallegas que casi con toda probabilidad se adelantarán. Y, a día de hoy, no es posible saber quiénes serán los candidatos de ninguna de las tres principales fuerzas políticas: PPdeG, PSdeG y las mareas o cualquiera que sea la marca con la que se presente la coalición tripartita a estos comicios. Pero hay hipótesis más que razonables. Feijoo es casi seguro que no será candidato por decisión propia. Besteiro no lo será por imperativo legal. Y Xosé Manuel Beiras será casi con seguridad el candidato de las mareas. A sus 80 años, el histórico dirigente afrontaría así su última oportunidad de cumplir su sueño de ser presidente de la Xunta.