Los papeles de Panamá revelan una práctica de evasión fiscal mundial a favor de las élites

La Voz REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

Bancos como DB, HSBC o UBS habrían mediado en la apertura de las empresas «offshore»

06 abr 2016 . Actualizado a las 09:37 h.

La bola ha caído y las fichas de un complejo dominó en el que están implicados políticos o personalidades de primera línea mundial que habían colocado dinero en paraísos fiscales a través de empresas offshore articuladas por el bufete panameño Mossack Fonseca han comenzado a tambalearse. Lo han hecho de tal forma que algunos como el Gobierno ruso (salpicado de forma indirecta) han desempolvado argumentos de la Guerra Fría para defenderse. De momento, varias fiscalías como la portuguesa y la española o países como la propia España, Francia, Suiza u Holanda han anunciado la apertura de investigaciones sobre aquellos nombres que aparecen en los documentos.

Aunque la creación de una offshore no resulta ilegal mientras tribute en el país en el que tiene la actividad, la cuestión es que su opacidad permite que pueda usarse como instrumento para ocultar actividades delictivas. De hecho, como ponen los documentos, el bufete panameño indica en algunos de los correos electrónicos que intercambió en su día con algunos bancos, que no sabe en algunos casos el nombre del verdadero dueño de la compañía, información que custodia el banco intermediario.

Justo el lunes algunas entidades financieras como el principal banco alemán, Deutsche Bank, reconocieron que habían colaborado con varios clientes para la intermediación de empresas en paraísos fiscales, pero lo había realizado de forma legal. Al parecer, según El Confidencial, otros bancos que habrían mediado en el registro de unas 15.600 sociedades pantalla, son el HSBC, el UBS o Societé Generale.

Ante todo esto, el debate sobre la urgencia de realizar un mayor control sobre los paraísos fiscales está sobre la mesa. EE.UU. lo ha reclamado, además de que el comisario de Asuntos Económicos de la UE, (UE), Pierre Moscovici, cree que los europeos deben llegar a un acuerdo sobre qué es un paraíso fiscal.

Lo grave, al menos moralmente, es que la investigación conocida como los papeles de Panamá, liderada por el periódico alemán Süddeusche Zeitung y el Consorcio Internacional de Periodistas de Investigación, revela una práctica mundial llevada a cabo por 140 altos políticos o personalidades de relevancia mundial con perfiles tan dispares como el del rey de Arabia Saudí, los presidentes de Ucrania y Argentina o los primeros ministros de Islandia y Pakistán. El líder ruso Vladimir Putin, aunque no aparece citado, también es salpicado porque bancos, compañías y personas cercanas colocaron 2.000 millones de dólares en empresas pantalla. Lo mismo les ocurre a los candidatos a la presidencia peruana Fujimori y Kuczinski.

Pero en los 11,5 millones de documentos analizados durante más de un año, donde hay 214.000 empresas registradas en paraísos fiscales, también aparecen familiares de políticos como el padre del primer ministro británico, David Cameron, ya fallecido, o allegados del presidente chino, Xi Jimping. Lo curioso es que ambos han construido una imagen basada en la transparencia.

Las consecuencias de la filtración no se han hecho esperar. Para el presidente de Transparencia Internacional España y catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid, Jesús Lizcano, la publicación tiene dos lecturas: «Por una parte da una idea de los estratosférico del problema, pero por otra es que es muy importante que se conozca y que los gobiernos articulen medidas para luchar contra ese tipo de prácticas. Además puede provocar un efecto disuasorio».

Movilizaciones en Islandia

La petición de las primeras cabezas no se ha hecho esperar. Uno de los primeros en ver cómo su cargo se tambalea es el presidente de Islandia, Sigmundur David Gunnlaugsson. El resto de partidos representados en el Parlamento del país han pedido una moción de censura y 22.000 ciudadanos de un estado con 320.000 habitantes también. Por no hablar de la movilización popular para que lo deje. Pero el responsable del Gobierno lo niega y se aferra al cargo. En cambio, Ucrania dice que no investigará a su presidente, Petro Poroshenko.