El PSdeG, un partido en crisis permanente

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Edgardo

Si Caballero, único hombre fuerte, sale derrotado en las primarias, la batalla por el control orgánico seguirá abierta

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Probablemente no exista ningún otro partido, de ámbito autonómico o nacional, que presente un historial de inestabilidad similar al del PSdeG. Bien podría decirse que los socialistas gallegos llevan en crisis permanente desde el arranque de la democracia, allá por 1977. Pero, sin remontarse hasta las dos etapas en las que el partido estuvo liderado por Francisco Vázquez, con el convulso interregno de Antolín Sánchez Presedo entre los años 1993 y 1998, cabría deducir que desde que Emilio Pérez Touriño llegó a la secretaría general, en ese año 1998, los socialistas gallegos atraviesan un período ininterrumpido de búsqueda de su identidad. La histórica decisión de formar con el BNG un Gobierno bipartito en la Xunta en el año 2005 contribuyó a agrandar esa inestabilidad innata. Hay dirigentes que, sin embargo, llevan años sobreviviendo en esas aguas pantanosas. Touriño, por ejemplo, presidente de aquel Gobierno, había entrado en política de la mano de Abel Caballero, de quien fue jefe de gabinete y luego subsecretario general de Infraestructuras en el Ministerio de Obras Públicas. Touriño se afilió al PSOE en 1988, cuando Caballero abandonó el ministerio. Casi 18 años después, sin que el PSdeG haya conocido la estabilidad ni siquiera cuando presidió la Xunta, Touriño es historia del PSdeG, pero Caballero sigue ahí.

Es más, reconvertido en popular y exitoso alcalde de Vigo, Caballero no solo sigue ahí, sino que es la clave del futuro de los socialistas gallegos. Si no fuera por esa volubilidad propia del PSdeG, resultaría inaudito que alguien pretendiera construir hoy en día la historia de los próximos años de ese partido sin contar con Caballero. Algunos parecen no querer darse cuenta de que no solo es el socialista gallego con más poder, sino que es el único socialista en toda España que gobierna una gran ciudad o una autonomía con mayoría absoluta. Y por ello resulta temerario que un Pedro Sánchez al que las encuestas sitúan como tercero en las próximas elecciones generales maniobre para imponer a un candidato a la Xunta sin contar con Caballero, única figura de peso en este momento en el PSdeG. La hipótesis de que Fernández Leiceaga, el candidato de Ferraz, se impusiera este sábado en las primarias, agudizaría la crisis del PSdeG, porque a buen seguro Caballero, patrocinador de Méndez Romeu, se hará con el control del partido en el próximo congreso, bien asumiendo él mismo la secretaría general, bien situando a Carmela Silva o incluso a su ahora aliado José Blanco, lo que abocaría una complicada bicefalia. La debilidad de Leiceaga se agudizaría además si, como parecen indicar las encuestas, Sánchez se viera obligado a abandonar pronto la secretaría general al perder el PSOE la condición de segundo partido de España a manos de Unidos Podemos.

Lo que está por ver es si en caso de que Méndez Romeu fuera el ganador de la primarias del PSdeG, Abel Caballero conseguiría, a pesar del previsible mal resultado en las próximas autonómicas, unificar al partido. Pero, de lo que no cabe duda es de que, en caso de que Caballero salga indirectamente derrotado de ese proceso, la inestabilidad continuará en el PSdeG.

Beiras es ya más problema que solución en Podemos

«Trabajamos por el país, no por carguitos». Así se despachó el domingo un despechado Xosé Manuel Beiras, que comprueba malhumorado como ha caído en la tela de araña que ha tejido en torno suyo Pablo Iglesias. No esperaba el viejo profesor que a esta alturas habría tenido ya que renunciar a su pretensión de convertir En Marea en un partido instrumental. La andanada de Beiras contra Yolanda Díaz, contra Antón Gómez-Reino y contra Ángela Rodríguez es también una advertencia contra el propio Iglesias. Y es que, aunque la dirección de Podemos se haya llevado claramente la baza, todo indica que Beiras le va a dar a partir de ahora más problemas que alegrías a Iglesias y a Errejón.

¿Puede volver al PPdeG la lucha de boinas y birretes?

El liderazgo de Feijoo en el PPdeG es absoluto, como acaba de demostrase con su aclamación como candidato a un tercer mandato. Pero, en un partido en el que conviven dirigentes como Pedro Puy, capaz de citar en un breve artículo político de apenas 640 palabras al filósofo franco-ruso Alexandre Koyré y al pensador británico Michael Oakeshott, con otros como Manuel Baltar, que huyen de todo aquello que huela a mínima intelectualidad, no habría que descartar que aquella lucha encarnizada entre las boinas y los birretes reapareciera cuando llegue la hora, no muy lejana, de buscarle sucesor a Feijoo. Sobre todo, ahora que los tiempos del dedazo desde Madrid y desde Santiago han pasado a mejor vida.

El paso del tiempo juega en contra de Ciudadanos

Cuando el éxito electoral de un partido se basa esencialmente en su condición de ser un representante de la nueva política, el paso del tiempo solo juega en su contra. Es lo que parece estar sucediéndole a Ciudadanos, al que, una vez superado el efecto de su frescura, empiezan a vérsele las costuras. Las encuestas apuntan ya a un desgaste notable de su líder total, Albert Rivera, que busca desesperadamente nuevos portavoces. Y lo sucedido con el candidato del 20D en A Coruña, Antonio Rodríguez, al que se le impide renovar un escaño que se había ganado en las urnas, no contribuye a alejar la imagen de que Ciudadanos es un partido de un solo hombre en el que Rivera lo decide absolutamente todo.