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Galicia y Castilla y León se lanzan a convencer a Bruselas de que deben estar en el corredor atlántico

Pablo González
P. González REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

13.052 km entre los dos océanos
La Voz

Tramitarán la petición vía Madrid para que se incluya el noroeste en la revisión de las redes transeuropeas

18 may 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Galicia y Castilla y León hacen piña para que sus territorios cuenten en el diseño de los grandes corredores transeuropeos, por los que está previsto que circulen buena parte de las mercancías que ahora van por carretera e incluso algunas que se sirven de la vía marítima. Para ello tramitarán una petición a través del Gobierno central -que es el que tiene las competencias de interlocución con la Comisión Europea- aprovechando que Bruselas va a revisar las redes transeuropeas el año que viene. El noroeste español quedó en la zona de sombra del corredor atlántico tras las negociaciones del Gobierno en el 2010 y sus infraestructuras ferroviarias tienen un carácter secundario, marginando a los puertos de Cantabria, Asturias y Galicia y beneficiando a todas las dársenas vascas y portuguesas. Ahora la Comisión deberá pronunciarse sobre este asunto.

Tanto Castilla y León como Galicia, pero también el resto de los territorios marginados en esta gran vía transeuropea, defienden la idea de capilaridad, una malla de redes que no tiene por qué ser una línea dibujada en un mapa que prioriza ciertos territorios frente a otros. El corredor del noroeste español sería complementario del que circula desde Hendaya hasta los puertos portugueses vía Salamanca y del que desciende hacia Algeciras pasando por Madrid. «Siempre hemos defendido que el corredor atlántico era algo más que una mera línea sobre un plano, una red con un carácter integrador y de capilaridad entre los diferentes enclaves logísticos», dijo el consejero de Fomento y Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, informa Europa Press. El presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijoo, resaltó recientemente que esta inclusión supondría una importante inyección de fondos para modernizar las líneas de mercancías.

¿También fuera de la Nueva Ruta de la Seda?

El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, acudió esta semana a China para conocer de primera mano los planes de ese país para relanzar la denominada Nueva Ruta de la Seda con un ambicioso plan de infraestructuras que pretende abrir cinco grandes pasillos de comercio global entre el Pacífico y el Atlántico. En realidad, se trata de una reacción a la nueva política estadounidense para marginar a China en el Pacífico y se calcula que se invertirán cientos de miles de millones de euros en todo tipo de infraestructuras.

El actual nexo de unión terrestre entre el Pacífico y el Atlántico es una línea férrea que aprovecha tramos del Transiberiano, pero ahora se pretende modernizarla y ampliarla con otros corredores. Recientemente llegó a Madrid el primer tren con treinta contenedores procedentes de China y parece que esa relación comercial va a ir a más. En enero, Londres recibió el primer tren mercante chino y cada semana salen de Chongqing cinco convoyes totalmente cargados con destino a Duisburgo (Alemania), aunque solo uno hace el camino de vuelta con mercancías europeas hacia China.

Lo interesante es que el Gobierno de Pekín quiere acompasar este ambicioso programa de inversión -que también beneficiará a las grandes constructoras españolas- con el plan Juncker de inversiones en infraestructuras, que se centrará en renovar las redes transeuropeas de transporte, entre otros objetivos. Y es aquí donde está el nexo de unión entre Galicia y la Nueva Ruta de la Seda. Si la comunidad no está integrada en el corredor atlántico difícilmente podrá beneficiarse de esos nuevos flujos comerciales y de inversión que se preparan para los dos próximos decenios, en los que China abrirá interesantes fuentes de financiación para los países implicados en sus nuevas rutas comerciales. Parece que solo son líneas en un mapa, pero en realidad son los surcos por los que transitará la economía global en el futuro.