El temporal Evi deja olas gigantes y destroza el espigón del muelle de Cariño

S. Acosta / A. F. Cuba REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

José Pardo / Cholo / Pepa Losada / Emiliano Mouzo

Una joven resultó herida en Ortigueira al caerle un tronco encima mientras paseaba

18 ene 2018 . Actualizado a las 11:24 h.

Evi ha traído muy mala mar. Tanto que ayer se superaron las previsiones y hubo olas de muchos más de ocho metros de altura. Pero además de un espectáculo digno de ver, el temporal deja también una joven herida en Ortigueira al caerle un tronco encima mientras paseaba por la playa de Morouzos y destrozos en el puerto de Cariño.

Fue la joven quien alertó al 112 y explicó que una ola muy fuerte había levantado un tronco que cayó sobre ella y que no se podía mover. Los servicios de emergencias la liberaron y fue trasladada en ambulancia hasta un centro médico. La fuerza del mar también se llevó por delante parte del espigón del muelle de Cariño y causó daños en la escollera y en la carretera de acceso al puerto. Esta no es la primera vez que el mar arrasa parte del dique cariñés. De hecho, es la cuarta, según confirmó ayer Portos de Galicia. La última ocurrió hace casi cuatro años -el 2 de febrero del 2014-, cuando el mar arrancó 30 metros de espigón cuya reconstrucción costó 300.000 euros. Durante las obras se destacó que se había reforzado la estructura de hormigón para evitar nuevos destrozos. Ayer se desconocía si la parte dañada ahora es la misma.

La boya de Langosteira registró a las 17 horas una ola máxima de 19,23 metros de altura, la más elevada de la jornada, pero hubo registros de 11,45 metros de altura significante, que es la media del tercio de olas más altas registradas en un muestreo. En cabo Vilán se superaron los nueve metros de altura significante y en cabo Silleiro se quedaron a las puertas de esta medida.

Un hombre desaparecido

Anoche la Guardia Civil emprendió la búsqueda de un hombre de 63 años que pudo haber sido arrastrado por el oleaje. Vecino de la localidad asturiana de Tapia de Casariego, próxima a Ribadeo, al cierre de esta edición el único rastro que había de él eran efectos personales que aparecieron en una zona de la costa donde solía ir a pescar. Con domicilio en Salave, la asistenta que le ayuda en el hogar alertó de su desaparición a media tarde, cuando llegó a la casa y no lo encontró. Tras dar la voz de alerta, comenzó un rastreo que proseguirá hoy, cuando está previsto que se incorporen medios aéreos y marítimos, informa Daniel Gayoso.

El oleaje, en vídeos