La casa donde se busca a Sonia Iglesias sufrió un robo, tuvo un okupa y en ella apareció un arma de fuego

María Hermida
María Hermida PONTEVEDRA / LA VOZ

GALICIA

Ramón Leiro

La policía revisa la fosa séptica, un pozo artesanal y el interior de la vivenda, propiedad de la familia de su expareja

21 feb 2018 . Actualizado a las 13:31 h.

La casa en la que ayer se centró la investigación policial, que ya fue registrada anteriormente, cuando se llegó a encontrar un arma de fuego en el desván, lleva años a la venta por parte de la familia de Julio Araújo, expareja de Sonia Iglesias. Es más, varias personas fueron a ver este deteriorado inmueble, ubicado a tiro de piedra del centro de la ciudad pontevedresa y enfrente del tanatorio más conocido de la urbe, con intención de adquirirla. Pero la cosa no llegó a buen puerto y la construcción continúa disponible para quien quiera comprarla. Lo cierto es que esta casa pasó por diferentes avatares en los últimos años, desde un robo a la permanencia de un okupa dentro de la misma.

La vivienda pertenecía a la familia materna de Julio Araújo y todo apunta a que él, su hermano y algún pariente más fueron quienes la heredaron. Eso sí, distintas fuentes señalan que es el padre de este el que se encarga de todo lo relacionado con el inmueble, en el que Julio, Sonia y el hijo de ambos convivieron hace años. Se cree que fue puesta a la venta ya cuando Iglesias había desaparecido.

El inmueble está en mal estado. Por un lado, porque en su día un temporal le levantó la cubierta y empezó a entrar agua al interior y, por otro, debido a que le robaron las ventanas y nadie se ocupó de reponerlas. Alfombras y cortinas, según indican vecinos del entorno, se pudrieron y los muebles acabaron también de mala manera. En el año 2011, después de desaparecer Sonia, el inmueble permanecía en un estado nauseabundo. La familia Araújo se encargó luego de limpiarla para sacar todos los cachivaches y suciedad y después, ya libre de basura y prácticamente vacía, fue enseñada a los interesados en comprarla.

Limpiada y vaciada

La vivienda registrada, que cuenta con dos plantas que funcionaban prácticamente de forma independiente, también tiene una especie de cobertizo que otrora debió de funcionar como bodega. Ahí llegó a colarse un okupa, pero los vecinos desconocen el tiempo que estuvo dentro. Eso sí, en cuanto los propietarios se enteraron, no tardaron ni una semana en llamarle la atención y acabó abandonando el lugar.

El eterno sospechoso sigue residiendo en el piso que compartió con Sonia

Julio Araújo era su compañero sentimental y padre de su hijo

López Penide

Desde prácticamente el primer minuto de su desaparición, la familia de Sonia Iglesias depositó sus sospechas en la figura de quien era su pareja y padre de su hijo, que por entonces tenía 9 años. Julio Araújo, hijo de una conocida familia vinculada con el sector del mueble, estaba divorciado de su mujer, con la que había tenido dos hijos.

En el momento de su desaparición, Sonia, supuestamente, había comunicado a algunos allegados su intención de separarse de su compañero, quien no fue hasta el 19 de julio del 2012, exactamente un mes antes de que se cumpliera el segundo aniversario de la desaparición, formalmente imputado por la titular del juzgado con competencia en violencia sobre la mujer. Después de tres años de pesquisas, la Audiencia terminó confirmando el archivo provisional de la causa al entender que las sospechas no pasaban de ser meras conjeturas sin respaldo probatorio alguno.

Además, los magistrados consideraron razonable que no hubiese participado en ninguna de las concentraciones de apoyo a su expareja para evitar que se produjeran incidentes.

No constan denuncias previas de Sonia hacia el padre de su hijo y algunos vecinos, como Julia, resaltaban como normal el comportamiento que la pareja había mantenido mientras convivió en la vivienda de Mourente inspeccionada ayer. Similares palabras emplearon sus vecinos de Campo da Torre, el último domicilio que compartió Sonia con Julio y donde este continúa residiendo.